Carla, guayaquileña de 35 años, dueña de un restaurante y mamá de cuatro niños, vivió ayer lo inimaginable. Madrugó para alistar su negocio de comida afuera de su domicilio, en el norte. Y se apresuró para acompañar a sus hijos de 11, 10 y 5 años en su primer día de clases bajo modalidad virtual.