El papa Francisco invitó ayer a representantes de los pueblos indígenas de la Amazonía a plantar un árbol en los jardines del Vaticano, un gesto simbólico para demostrar su cercanía y apoyo.

El acto fue celebrado dos días antes de la apertura de un sínodo o asamblea de obispos dedicado por primera vez en la historia a la defensa de la Amazonía y sus habitantes.

Durante la ceremonia, con ritos y cantos religiosos se plantó un roble verde pequeño procedente de la ciudad italiana de Asís, la ciudad de San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, defensor de los pobres y la naturaleza, y se utilizó tierra proveniente de las selvas amazónicas.

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El 4 de octubre se festeja además al santo italiano, que inspiró al pontífice argentino, quien no solo adoptó su nombre como papa, sino que apoya su visión ecologista, al vincular, en su encíclica Laudato Si del 2015, la pobreza con la defensa de la naturaleza.

La celebración fue organizada también con motivo del 40º aniversario de la proclamación de san Francisco como patrón de los ecologistas por el papa Juan Pablo II y consagra al santo italiano como protector del sínodo.

Una veintena de representantes de los pueblos indígenas del Amazonas, vestidos con sus trajes tradicionales, algunos con tocados de plumas, bailaron tomados de la mano en los jardines del Vaticano bajo un sol radiante.

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Varios de ellos se inclinaron para besar la tierra y uno de sus líderes ofreció al papa collares y estatuas de madera.

El sínodo sobre la Amazonía se inaugura mañana con una misa, tras lo cual se abrirán sus debates.

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En total, más de 100 “padres sinodales” provenientes de la región panamazónica, además de los obispos de la región junto con expertos, misioneros e indígenas, participarán durante tres semanas, hasta el 27 de octubre, en las reuniones convocadas bajo el lema “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

Unos 87.000 indígenas amazónicos fueron consultados sobre las principales amenazas que pesan sobre sus comunidades, acechadas por los que codician el petróleo, el gas, la madera, el oro y sueñan con más extensiones de monocultivos agroindustriales como la soja. (I)