Rolando Rosero voceaba “¡taxi, taxi!” al pie de una berma que luce con la frase “Estación para taxis seguros”, en plena esquina de las calles Chile y av. 9 de Octubre, en el centro. Allí, el chofer ofrecía sus servicios de transporte al pie de su vehículo Chevrolet Sail que permanecía estacionado. En minutos pactó una carrera.