Yaakov Baruch es el rabino de la única sinagoga de Indonesia, pero como muchos de los miembros de la pequeña comunidad judía de este país –con la mayor población musulmana en el mundo– se pone la kipá en contadas ocasiones.

Hace unos años, cuando se encontraba con su esposa, entonces embarazada, en un centro comercial un grupo de hombres le amenazó de muerte y lo trató de ‘judío loco’. Ahora solo viste la kipá en lugar seguro.

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“No se repitió porque decidí ocultar mi identidad judía en público”, explica a la AFP.

La discreción es esencial para la mayoría de los aproximadamente 200 judíos que todavía viven en este país del sudeste asiático, con 260 millones de habitantes, de los cuales más del 90% son musulmanes.

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Manado, en el norte de la isla de Célebes, es uno de los pocos lugares de Indonesia donde una pequeña comunidad vive su religión a la vista de todos.

Antes de la Segunda Guerra Mundial había miles de judíos en Manado, en su mayoría descendientes de mercaderes de Europa o de Irak.

Una menorá de 19 metros (el candelabro de siete brazos) señorea la ciudad de Tondano, a unos 20 km de Manado, donde se halla la pequeña sinagoga de Yaakov Baruch.

Los judíos de Indonesia están en el radar de algunos grupos. Los judíos de Indonesia afrontan dificultades prácticas, como hallar alimentos kosher (preparados según los preceptos del judaísmo), casi inexistentes en el país.

La Constitución indonesia reconoce seis religiones: el islam, el protestantismo, el catolicismo, el budismo, el hinduismo y el confucionismo. El judaísmo, no. (I)