Alejandra Moreira espera ya no vivir con incertidumbre tras la legalización del predio donde habita, en la cooperativa 26 de Agosto, en el sector de Monte Sinaí, en el noroeste.

Lleva 15 años viviendo en aquella zona. Desde que llegó, las amenazas de desalojo eran constantes. Vio cómo las viviendas de varios allegados y conocidos fueron demolidas y ellos, retirados del sitio.

Así como Moreira, cientos de moradores de dicho sector, aguardan por obtener la legalización de sus predios.

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El pasado jueves 31 de enero, el Concejo Municipal de Guayaquil aprobó en primer debate la Ordenanza Especial de Regularización de Nuevos Asentamientos Humanos y Normas Generales Aplicables a Todo Proceso de Titularización.

Con esto, 10.000 títulos inscritos serán legalizados y entregados en 35 sectores populares de la urbe porteña. Este es el primer paso, dice Moreira, de un proceso en el que espera vivir “con más beneficios”.

El camino de acceso a la casa de Moreira está lleno de tierra. No hay asfalto. El polvo se levanta ante el paso de los pocos vehículos que ingresan.

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“Ahora hace poco nomás, hace un mes, vinieron a cortar el monte, porque estaba elevado, no se podía ni pasar”, expresa la mujer.

Comenta que hace tres meses, personal de la Corporación Nacional de Electricidad acudió hasta el sitio para instalar una luminaria.

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“Eso fue una buena noticia, porque nos da un poco más de seguridad que esté alumbrado afuera”, señala. Manifiesta que durante el gobierno de Rafael Correa, el “miedo” era latente por los constantes desalojos que se realizaron allí.

“Hace ocho meses comencé a realizar los trámites para la propiedad. Vinieron del Municipio a darnos formularios para que accedamos a la legalización”, indica Moreira.

Una historia similar se replica en la cooperativa Trinidad de Dios, en el mismo sector.

Allí reside desde hace 9 años Javier Vite. Él será otro de los beneficiarios con la legalización del predio donde habita.

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Denuncia que la inseguridad “campea” y que hay pocos efectivos policiales realizando rondas en la zona.

“Por lo menos ya nos libramos del miedo que teníamos de que nos saquen”, dice. Considera que aún queda mucho por hacer en el sector, como por ejemplo, en temas de alcantarillado y agua potable.

“El agua nos falta, nosotros nos abastecemos por tanqueros, a $ 1 el tanque. Yo por lo menos compro tres, cuatro tanques a la semana”, explica.

Indica que personal municipal limpió las calles hace un mes. “Todo esto era lodo. Quizás por las lluvias vinieron a arreglar, pero ya eso es un buen comienzo de que va a mejorar nuestra situación”, dice. (I)