“Lo toqué con recelo, dándole indicaciones a cambio de croquetas. Él rompió el hielo y se me acercó, me saludó dándome la patita..., sentí mucha paz y eso me dio seguridad”, así es como Diana Banchón, quien tiene discapacidad visual y es miembro de la Federación Nacional de Ciegos del Ecuador, describe su encuentro con un perro amaestrado durante una sesión de canoterapia (terapia con canes).