Leslie, una joven cantante de 22 años y madre de una bebé de 9 meses, denunció que el domingo 18 de noviembre varios hombres la violaron cuando fue a la casa de un amigo que la había contactado para que presente un show en Galápagos.

“Tengo pruebas de lo ocurrido. Puse la denuncia el lunes (19 de noviembre): llegué a las 9 de la mañana y a las cuatro o cinco de la tarde me atendieron. El médico legista (en la Unidad Judicial Albán Borja) no estaba”, cuenta Leslie cuatro días después, sin que hasta esa fecha haya recibido un tratamiento para prevenir el VIH/sida.

Tampoco le hicieron exámenes de sangre –advierte– para detectar la droga que cree que le pusieron en una bebida: “El médico ni siquiera me aconsejó en algo, ni me mandó con ningún psicólogo, ni la prueba de embarazo, ni la pastilla del día después, yo me la tomé asustada, por mi cuenta”, se queja.

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El informe médico menciona que Leslie presenta desgarros en su vagina y ella asegura que también siente dolor en el vientre. “No he tomado nada, ni el médico me dio una receta para que me baje la inflamación, ni para algún virus, nada. Yo le pregunté ¿y en caso de una enfermedad? y me dijo que en tres meses regrese, que ahí se puede ver eso. Tengo que esperar tener la enfermedad para poder yo saber”, dice entre lágrimas.

Su testimonio se suma a una veintena de casos, entre ellos dos menores, que han acudido a la Fiscalía de Flagrancias de Guayaquil para denunciar una violación. A ellos, según sus relatos, no se les aplicó el protocolo médico, vigente desde el 2007, para prevenir un posible contagio de VIH/sida. Esta guía señala que antes de las 72 horas de ocurrida una violación el médico debe administrar el tratamiento antirretroviral si el violador fuera un desconocido o, más aún, si tuviera VIH.

Si se tratara de un conocido, el médico y la víctima deben analizar los riesgos de la medicación contra el VIH/sida.

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Este sábado es el Día Mundial de la lucha contra este mal, que cobra la vida de 2.575 personas diarias en el mundo en el 2017, según las cifras de Onusida.

En Ecuador, desde los primeros casos en 1984 hasta el 2016, han fallecido unos 17 mil infectados. La estadística del 2017 y del 2018 no consta en el sitio web del Ministerio de Salud Pública (MSP) y esta entidad tampoco las dio a EL UNIVERSO.

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La subsecretaria nacional de Vigilancia de la Salud, Inti Quevedo, mencionó que hay 36 mil personas viviendo con VIH en el país, que 23 mil reciben tratamiento y que la situación de Guayas no ha cambiado, sigue líder con el 53 % de los casos, unos 25 mil infectados. En esta provincia se denunciaron 9.215 violaciones desde el 2011 hasta octubre del 2018. Guayaquil registró 5.462 denuncias, 559 abusos sexuales este año.

Sin embargo, ni la Fiscalía ni el MSP registran las violaciones que incluyen el agravante del VIH, en algunos casos por falta de coordinación o porque víctimas como David –hoy de 25 años y a quien su padre violó y contagió de VIH cuando era niño– no presentan denuncias o desconocen que deben buscar atención inmediata.

 

“La oportunidad de recibir el tratamiento es la clave, mientras más rápido se pueda acceder, mejor; como dice el protocolo, iniciar antes de las 72 horas y mantenerlo por 28 días”, dice Tatiana Ortiz, directora del Cepam, Centro de Promoción y Atención a la Mujer.

Aunque tarde, David recibe hoy atención en el hospital de Infectología, un centro de referencia en VIH/sida, donde los médicos aplican el protocolo de medicación en las primeras 72 horas tras la violación, al igual que en el hospital Guayaquil y en el centro del salud Martha de Roldós, donde funcionan las dos casas de acogida en la provincia, hay 15 a nivel nacional.

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“Tiene que tomar la medicina ya. Eso es por emergencia o ir al hospital de Infectología, pero ya que está aquí debe tomar el tratamiento de anticoncepción de emergencia (para evitar un embarazo) y la primera dosis de antirretrovirales. Pasada las 72 horas ya no se puede hacer”, dijeron en la maternidad del Guasmo.

Pero no en todas las unidades del MSP o del IESS se conoce el protocolo. En el Hospital del Niño, maternidad Mariana de Jesús o del IESS, Valdivia y Efrén Jurado, se les dice a los pacientes que vayan a Infectología. Algunos de estos centros no tienen los antirretrovirales o se condiciona que la persona muestre la denuncia para recibir la atención y fármacos.

“No manejamos ese tipo de medicación, quien lo provee es solo el Ministerio de Salud Pública”, dijeron en el hospital del IESS Efrén López Jurado.

María Solórzano, jefa de Infectología del hospital del IESS de Los Ceibos, aseguró que a las víctimas de violación sí se les da el kit de fármacos para evitar un posible contagio de VIH. Mientras que la subsecretaria de Vigilancia de Salud del MSP, Inti Quevedo, reconoció que hay “descoordinaciones” y que por eso han hecho talleres.

'No sabía que debo hacerle la prueba de VIH 3 veces'

“Su papito, el que debía cuidarla y protegerla, la violó”, lamenta Karla, madre de Ximena, de 12 años. La menor le confesó en julio que su padre abusó de ella, pero no le dijo desde cuándo.

Karla imagina que desde hace meses, porque Ximena le contó que él le pegaba en el vientre y luego la llamaba para saber si ya había menstruado.

“Él lo negaba, pero cuando ella comenzó a decirle todo lo que le hacía, él bajó la cabeza”, recuerda Karla, separada del padre de Ximena hace diez años. La noche en que lo confrontaron llamaron a la Policía, pero él huyó. Luego acudieron la Unidad Judicial Albán Borja, pusieron la denuncia y le hicieron la valoración médica. Le recomendaron ir a un centro de salud, pero ella ya había acudido a uno público, en el sur.

Ahí le hicieron exámenes de sangre, en diez días le descartaron VIH y la derivaron a la psicóloga, pero no había cupo. “Ella tenía bastantes casos de drogadicción y me dijo que vaya a la fundación (María Guare). Ahí me han ayudado”, dice la madre, hoy preocupada tras enterarse, en el marco de este reportaje, que su hija debía repetir la prueba de VIH a los seis meses y al año de la violación, pero –se queja– ninguna entidad se lo recomendó.

'Mi papá se drogaba y me violaba... él me pasó el VIH’

“Hace cuatro años me detectaron VIH, mi papá me infectó”, narra David, en una sala de espera del hospital de Infectología.

Sin alzar la mirada continúa su relato: “Me violó cuando tenía 7, 8 años; luego regresó a los 14 y ahí continuó hasta que murió, cuando yo tenía 18. Le conté a una tía, pero pensaba que era un invento. Yo vivía con mi abuelita y cuando mi papá me visitaba, se drogaba y me violaba”.

David, de 25 años, se enteró de que su padre tenía VIH cuando leyó el acta de defunción, pero no se hizo la prueba sino tres años después a pedido de su pareja en un subcentro de salud. “Me salió positivo y me enviaron aquí (Infectología). Me daban atención psicológica, pero yo faltaba, solo venía a recibir las medicinas. Las dejé un tiempo, porque estaba en drogas, consumía cocaína, lo mismo que mi papá”.

A los 22 años dejé el vicio, afirma. “Me dijeron (el médico) que si seguía en drogas me quitarían las medicinas”. recuerda David, quien no recibe terapias psicológicas, pues piensa que no las necesita. Se refugia en la Biblia que su madre le obsequió este año cuando la conoció. Ella volvió a Europa, donde vive, y David retomó el colegio. (I)