Ecuador se posiciona por sexto año consecutivo como líder en la región en el índice de Actividad Emprendedora Temprana (TEA, por sus siglas en inglés), según la medición que realiza la Escuela de Negocios de la Espol para el Global Entrepreneurship Monitor, que mide el emprendimiento en 66 países que representan el 69,2% de la población mundial.

El estudio muestra que, en 2017, cerca de 3 millones de adultos en el país pusieron en marcha un negocio (emprendimiento naciente) o poseían uno con menos de 42 meses de antigüedad (emprendimiento nuevo), lo que representa el 29,6% de la población entre 18 y 64 años, siendo esta la TEA más alta de la región por sexto año consecutivo, seguido por Perú y Chile, pese a que ha decrecido gradualmente hasta 6 puntos porcentuales desde el 2013.

Determinó características: que el emprendedor ecuatoriano tiene en promedio 36 años, que su negocio está orientado al consumidor, que el 48,8% proviene de hogares con ingreso mensual entre $ 375 y $ 750, cuenta con al menos 11 años de escolaridad. Además, el 33.4% tiene un empleo adicional a su negocio, el 50.2% es autoempleado.

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La tasa de los que emprenden por oportunidad supera a la de quienes lo hace por necesidad (57.31% vs. 42.33%)

Hay avances en relación a años anteriores, como más asesoramientos y espacios físicos para difundir productos, algo en lo que colaboran las universidades y el Municipio de Guayaquil. Pero también hay dificultades. Los costos financieros para iniciar un emprendimiento son altos en el país.  A continuación tres historias de emprendimientos:

La Feria del parque, un espacio municipal con una visión social

Nació hace cuatro años en el parque de Urdesa y en poco tiempo el lugar quedó pequeño. Así recuerda Josué Sánchez, actual concejal de Guayaquil, el inicio de la ya reconocida Feria del parque, en espacio de apoyo que brinda el Municipio a emprendedores.

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La última feria se realizó el sábado 29 de septiembre en el malecón de Puerto Santa Ana, donde unas 5.000 personas casi vaciaron lo que se ofrecía en 90 estands.

“Desde el 2014 hasta el último sábado unos 1.300 emprendedores, de forma gratuita, han expuesto sus productos, que van desde artesanías, ropa, hasta gastronomía”, indicó Sánchez, promotor de la feria. El público también disfruta de música en vivo, clases de yoga y como fue desde el principio en Urdesa, se promueve la adopción de mascotas.

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No hay restricciones en cuanto a productos, pero los emprendedores deben cumplir con ciertos requisitos, según explicó Sánchez, tales como “no tener local, tener cuentas en redes sociales, que es por donde se promocionan, y que tengan una marca que busca crecer”.

Por supuesto que existen ángeles en la tierra! Valientes, guerreros, llenos de esperanza y de ganas de vivir! Hoy pasamos una linda mañana junto a ellos y a la fundación Ser Feliz y entregamos las donaciones de nuestros emprendedores de La Feria del Parque. pic.twitter.com/jVO7qWMiOo

La particularidad de esta feria, que desde noviembre estará fija en el puente Zig Zag, es que a los emprendedores se les inculca la responsabilidad social. Ellos donan ciertos productos que se entregan a la fundación Ser Feliz, que trabaja con niños con cáncer. 

Del problema de la inseguridad nació un servicio de solución

La tasa de los que emprenden por oportunidad en el país supera a la de quienes lo hacen por necesidad (57,31% vs. 42,33%), según un estudio de la Escuela de Negocios de la Espol, que recogió información de 2.060 personas y 37 expertos nacionales para analizar el ambiente emprendedor.

Esa cifra tiene relación con otro dato no menos importante: el 33,4% de los emprendedores en Ecuador tiene un empleo adicional a su negocio y el 50,2% es autoempleado.

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Jorge Rodríguez (i), de JRSolutions, muestra uno de los productos que instala como parte de sus servicios.

El primero es el caso de Jorge Rodríguez, un ingeniero en Sistemas de 37 años de edad, quien trabaja en una empresa privada y además gestiona sistemas de seguridad mediante su negocio: JRSolutions.

“Egresando de la universidad en diciembre del 2012 comencé con el proyecto de ventas e instalaciones de seguridades tanto de circuitos cerrados de televisión como mallas eléctricas perimetrales, alarmas para viviendas e industrias, y en la actualidad estamos incursionando en domótica”, dice Jorge, mientras atiende pedidos para instalar cámaras en ciudadelas para el control de la delincuencia.

De ese problema que aqueja a la ciudad surgió la oportunidad de negocio de JRSolutions, orientado al servicio al consumidor, como señalan los datos del informe anual sobre emprendimientos en el país.

Jorge encaja en el perfil que hoy se vuelve un valor tan importante como el talento y las habilidades manuales para emprender: la formación académica, que otorga más probabilidades de éxito en los proyectos. 

Un retén policial en abandono es ‘taller’ de emprendedoras

El emprendimiento en Guayaquil no solo busca el desarrollo económico de sus participantes, sino que se ha vuelto también una forma de orientar a los jóvenes, de ampliar su aprendizaje y mantenerlos alejados de los vicios y la calle.

Así lo explica Patricia Grijalba Ruiz, presidenta del Consejo Barrial de la cooperativa San Ignacio de Loyola, al noroeste de Guayaquil, donde unas adolescentes emprendedoras, que fueron candidatas a reina de su barrio, se reúnen desde hace un mes y medio en un abandonado retén policial para diseñar y armar mesas, asientos, camas de mascotas, adornos y más elementos con llantas recicladas.

“El Consejo Barrial puso un capital semilla de $ 500 para que se compren herramientas, el resto lo vamos reciclando; los vecinos al ver este esfuerzo nos ayudan, prestan herramientas y le enseñan a las chicas a usarlas”, dice Grijalba.

La Mesa de Jóvenes Emprendedores de la cooperativa San Ignacio de Loyola.

Dayanna Quinde (17), Yerina Caicedo (19), Karelys Aguilar (18) y Kendy Grijalva (17) son parte del voluntariado. Sin dudar ellas se recogen el cabello para cortar y taladrar madera, pintar, promocionar y vender los productos.

La moradora Lady Rodríguez es la guía de este grupo, que se lo conoce como la Mesa de Jóvenes Emprendedores, creado para “alejar a los chicos de los peligros de la calle”.

“Ya estuvimos en una feria y los productos gustaron mucho; los vecinos se sorprenden porque no pensaron que de aquí podía salir algo tan bien hecho, ya tenemos varios pedidos”, cuenta Cynthia Mina, miembro del Consejo Barrial. (I)