Está rodeada de un grupo de personas. Sin hablar las mira fijamente a los ojos a cada una, porque quiere transmitirles su emoción.

Yanet Gómez dice que con esta comunicación visual les comparte amor y que se trata de un ejercicio de preparación para la presentación de su primer monólogo Amore (amor en italiano), que se estrenará en octubre en Colombia, y en el que rompe los límites de su personalidad reservada para hablar de su vida, sentimientos, depresión, alegrías y crecimiento.

Ella es cubana-ecuatoriana, vive en el país desde hace 19 años y es cofundadora y actriz de Teatro del Cielo desde hace 14 años.

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Su especialidad es el arte corporal dramático y tiene una manera única de comunicar con los movimientos del cuerpo y con la mirada.

“Esto para mí no es un trabajo, es un espacio espiritual en el que me voy a desahogar, aunque gano dinero y vivo de esto. Sin esto no podría desahogarme, entrar a otro estado de conciencia”, señala la mujer de 40 años.

Amore habla de una mujer sin nombre que se encuentra coincidentemente con el deseo de compartir su vida con otra persona, con quien más tarde creará todo un sistema ideal que poco a poco va cayendo en la rutina y va deshaciendo sus comportamientos naturales.

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Cansada de permanecer atada a una monotonía, la mujer logra romper las cuerdas que le unían a ese ser, enfrentando así la soledad y más tarde logra un descubrimiento de su verdadera esencia.

“Si yo hoy viera a la niña Yanet, de 15 años, cuando empezó a estudiar en Cuba, le diría que no se pierda, que lo más importarte es amarse a uno mismo y tenerse. Cuando uno se tiene a uno mismo se tiene todo”, reflexiona.

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Con una mirada intensa y el movimiento continuo y muy expresivo de las manos, Yanet cuenta que de ella siempre se ha conocido poco porque no gusta de la farándula, ni de exponer su vida en medios masivos de comunicación, lo cual cree que puede confundirse mal con ser presumida o aburrida.

Su estilo de vida es independiente, pasa la mayor parte de tiempo sola o en la compañía en la que trabaja y cuando está en casa sus compañeras son sus plantas. “Estoy casada con el teatro, es mi esposo, mi padre, mi hijo, mi hermano, mi amigo, mi familia”, comenta con entusiasmo.

Dejó Cuba tras su primera visita a Cuenca (Ecuador) cuando vino a presentar una obra teatral con profesores de la universidad en la que estudiaba en el país caribeño.

Es graduada en La Escuela Nacional de Arte ENA en la Habana; entró a la institución tras pasar pruebas en las que participaron más de 300 personas. Después estudió en el International School of Corporeal Mime en Londres, Inglaterra.

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En su país de origen fue galardonada con el primer Premio en Actuación Femenina en el Festival Nacional de teatro para niños y jóvenes. Guanabacoa-Cuba 1996.

Con Teatro del Cielo ha estado en Venezuela, Argentina, Uruguay, Cuba Costa Rica, Panamá, Inglaterra, República Checa, México, entre otros países.

“El Ministerio de Cultura nos ha llevado a representar a las artes escénicas de Ecuador en Catar, viajamos también por festivales”, comenta.

“Mi familia es el grupo de teatro. Permanecer en una compañía es bueno. Ahí es cuando más creces porque puedes abrir paso a la investigación, al estudio, a la disciplina. Es un proceso de madurez. Además que creo que un grupo o compañía es más fuerte que una persona que está de un lado para el otro, de una producción a otra. La compañía llega lejos, resiste a pesar del tiempo y las malas épocas”, dice sonriendo.

Las etapas difíciles son las previas a los estrenos de las obras, 6 u 8 meses en los que no se gana dinero, se crea y se ensaya, se resiste y se pasa con ahorro.

Dice que dentro y fuera del país se reconoce mucho el trabajo que hace porque a nivel mundial hay pocas compañías que se dedican al mimo corporal, lo cual asegura: “Es mi lenguaje, es mi forma de expresión para comunicarme con el mundo, con el público”, dice mientras acomoda su falda.

La preparación en este arte requiere meditación, trabajo psicológico y también entrenamiento físico, pero en todo el proceso anota que ha sido fundamental la enseñanza de Martín Peña Vázquez, director y fundador de Teatro del Cielo, además dramaturgo y director del monólogo Amore. (I)

Dicen de ella
“Logra abrir caminos espirituales para el resto de seres humanos. Una actriz completa, una de las mejores de Latinoamérica y el mundo”.
Martín Peña,
director de Teatro del Cielo