<strong>Alejandra Veintimilla</strong>Desde hace algún tiempo atrás me encuentro sumergida en un mar de emociones encontradas. Tengo tantas dudas. Tantas preguntas. Aunque hay una que hinca un poco más que las demás. ¿Cómo uno puede definir el amor?El diccionario lo define como: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Realmente, ¿eso encierra al amor? A primera vista puede considerarse como un concepto acertado, pero tal vez no sea así, al menos no a mi parecer.Adoptando aquel significado estaríamos dejando a un lado de ser partícipes del amor a la naturaleza, a los animales, al universo, a nuestras creencias e incluso a nosotros mismos. Sin mencionar que en el mismo, se proyecta al amor a partir de la insuficiencia, y por ende que finaliza siempre en la búsqueda de un algo, o un alguien más, para estar completos. Lo cual considero incorrecto.Amor, amor, amor... Aquella palabra tan corta, pero tan extensa. Tan fácil de pronunciar, y tan simple a la hora de escribirla con tinta sobre papel. Cuatro letras que me llevan de vuelta a mi aula de clase y sus largos lapsos de discusiones donde mi excéntrico profesor dictaba con un entusiasmo efímero que el arte era imposible de definir. Y ahora, mientras me encuentro sentada sobre el borde de mi cama escribiendo, me intriga muchísimo (y me entusiasma también) saber que en un mundo donde instalamos etiquetas en todo, aún existen términos que nos cuesta tanto puntualizar.Pero es tan claro el por qué el amor va más allá de lo explicable. No voy siquiera a tratar de entenderlo. Me tardaría una vida encontrando las palabras apropiadas para contextualizar en un enunciado lo que considero propiamente como amor. El amor es un sentimiento intrínseco del ser humano. Cada uno de nosotros ha experimentado en algún momento este complejo sentimiento al que hemos decidido nombrar así. Sin embargo, es tan paradójico el simple hecho de saber que lo sentimos, pero hallarnos corriendo en una habitación sin salida a la hora de tratar explicarlo.De todas formas, me niego rotundamente a aceptar que el amor aflige o lesiona. Aun cuando no encuentro las palabras para definirlo, lo considero el sentimiento más puro y la base de todo lo que nos rodea. El inconveniente somos nosotros, los seres humanos.Me atrevo a decir que no todos dominamos cómo amar correctamente, me incluyo. Pues, a veces, somos seres egocéntricos, y nos dejamos llevar por esa corriente de ideas erróneas que nos han implantando desde el momento en que llegamos al mundo. El consumismo, el materialismo, la sociedad –¡Agh, la bendita sociedad!– entre tantas otras cosas que han ido navegando dentro de la complejidad estructural de nuestro sistema límbico con el pasar de los años, dejándonos a la deriva cuando de pensar por nosotros mismos se trata.Queremos ser dueños de todo, creemos incluso que podemos poseer a los demás individuos. Y es exactamente en ese instante donde confundimos y transgredimos el significado del amor. Hemos normalizado la arrogancia, los celos, la ira, el control.“Mío. Mía”. No, y mil veces no. Después de lo que he podido experimentar, observar y comprender en mi corta edad, creo que nunca más podría hallarme envuelta en una situación donde alguien me predique amor de tal forma. Incluso cuando ese alguien no sea consciente del verdadero significado de tal frase… Estoy segura de que tratar de poseer al otro jamás definirá al amor.Después de todo, solo me queda concluir este análisis añadiendo que somos seres libres. Somos almas que van más allá del cuerpo físico que nos encontramos habitando en este momento. La vida es tan corta, es tan efímera, pero está llena de alegría y color. Incluso, biológicamente hablando, somos seres tan complejos; el simple hecho de existir en este preciso momento se debe a una infinita cadena de sucesos que debieron ocurrir de manera exacta para que te encuentres aquí leyendo estas palabras. No desperdiciemos aquello. No desperdiciemos esta vida sufriendo por un concepto equivocado de lo que significa realmente amor.“Teóricamente, somos el ser racional por excelencia y, sin embargo, somos la especie más emocional”.(O )* (Estudiante de 19 años de Comunicación Social en Marketing y Gestión Empresarial de la U. Casa Grande).