Un veterano dueño de una tienda de mascotas en Nueva York está en el ojo del huracán luego de que se le acusó de secuestrar palomas en parques públicos y venderlas ilegalmente a cazadores para que las usen como objetivo de tiro al blanco. No obstante, su hermano lo defiende y asegura que los activistas señalan al hombre equivocado.