Anja Holthoff pasa más tiempo al volante que nunca, pero gana menos de la mitad que hace un año. En septiembre de 2024 sacó mil 166 dólares conduciendo para Lyft, contra los 4 mil 549 dólares del mismo mes en 2023.
Tiene 60 años y hace una década dejó su empleo corporativo en servicio al cliente para manejar en Uber. Llegó a tener tres autos y vivir bien, pagaba cuentas, salía de vacaciones con sus hijos, ahorraba.
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Ahora conduce el doble de millas para pagar la siguiente factura y a veces se queda en el auto llorando sin saber qué hacer, relata para Business Insider.
La economía en declive
El modelo que le funcionó durante años se derrumbó en 2024. Antes hacía mínimo 300 dólares al día en Atlanta. Ahora le lleva dos días alcanzar esa cifra.
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Descubrió que los viajes premium, los de auto negro, pagaban mucho mejor que los regulares. Su primer viaje en Lyft Black fue de poco más de una milla y le dejó 21 dólares.
Armó una pequeña flota y se especializó en ese segmento. Pero la demanda cayó en picada este año.
Menos turistas extranjeros, menos viajes de negocios, conferencias en Atlanta a media capacidad según le cuentan sus pasajeros. La ocupación hotelera también bajó.
Encima llegó Waymo, los autos autónomos que operan en Atlanta a través de Uber.
Al principio cobraban igual que un conductor humano, pero ahora son más baratos. Anja sospecha que Uber bajó las tarifas de todos para competir, aunque la empresa no respondió consultas al respecto.
Ella tuvo que empezar a aceptar viajes de categoría Comfort, un nivel por debajo de Black, porque a veces no hay otra cosa disponible. Algunos pasajeros ya se dieron cuenta y piden un Comfort sabiendo que puede tocarles alguien con auto premium por menos plata.
Cuando habla con gente que tiene empleos corporativos le dicen que no vuelva, que está igual de mal. Anja es una mujer afroamericana de 60 años y se pregunta qué lugar hay para ella en ese mundo.
(I)