Que muchos jóvenes escuchan reguetón y otros géneros urbanos es una realidad. Es el ritmo del momento, el que los hace despegar los pies del suelo y menearse, y el que hasta los divierte con sus dobles sentidos o las situaciones jocosas que cuenta. También es una realidad que a muchos les preocupan sus letras, aunque a otros puede que no les parezca algo realmente grave.

Lo cierto es que el joven cantante David Navarro, de 19 años, quiere irrumpir la escena urbana con una propuesta positiva, sincerándose con los adolescentes como él sobre las experiencias que les ocurre en este momento de su vida.

Su primer sencillo es Más que amigos, inspirado en una anécdota de este artista emergente quiteño. “Escribí este tema con un amigo, lo preparamos en pandemia, está inspirado en una relación que yo tuve con una amiga hace un tiempo. Nace de ahí, porque quisimos intentar ser mas que amigos, pero por diferentes situaciones no se dio. Pero lo dejamos claro, no quería perder su amistad”, revela.

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Esta melodía con fondo urbano se ha fusionado con otros géneros, explica David, como el ritmo español que le suman unas castañuelas y una guitarra española; también hay sonidos de guitarra eléctrica. Se trata de una producción junto con el productor musical Gilver Montiel y Miguel Toloza.

“No quería que fuera netamente urbano, para que la gente no crea que soy otro reguetonero más, que canta lo mismo de siempre”, aclara. “Quise hacer algo nuevo y diferente, sobre todo demostrar que el género urbano y el reguetón puede ser sano puede tener una letra linda no denigrar a la mujer tener algo que decir no tener una letra vacía”. “Al inicio era un tema muy pop, pero yo quise que tenga más términos urbanos, pero siempre con respeto”.

Al momento David está preparando su segundo tema, Luna llena. “Es una canción totalmente reguetonera, de despecho, pero a la vez es alegre, quien la escucha no se sienta a morir, sino le dan ganas de superarlo y salir adelante”. Por eso dice que canta todo lo que le pasa a un adolescente día a día.

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Y otros proyectos vienen para el intérprete. “Estoy trabajando con un productor de Universal Music, que ha trabajado con Lele Pons y Rauw Alejandro”. El contacto se dio por las redes sociales, como llegan muchas iniciativas en estos tiempos. “Me gusta mover mis redes hasta que un día, cuando me presentaba por RTU en fin de año, vi sus mensajes, me dijo que le gustó mi contenido, que escuchó mi primera canción y quería saber si podemos trabajar juntos”.

Pequeños pasos para una gran carrera

Como muchos artistas nuevos, David Navarro está viviendo todo esto como el inicio de un gran sueño, que viene soñando despierto, y con los pies en la tierra, desde que tenía 6 años. “A esa edad una tía me mostró un vídeo de un show de Selena. Antes solo había la radio, no había YouTube para ver a los artistas, me quedé impactado”.

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Gracias a esta anécdota, le pidió a sus papás entrar a un conversatorio y, como era pequeño, pues los padres estuvieron de acuerdo, cuenta el cantante. “Entré al conservatorio de Quito, Franz Liszt. Estudié técnica vocal, piano y batería. También estuve en el coro”. Sin embargo, ese gran paso no resultó tan fácil cómo él esperaba; pero después de ese vino el segundo, el tercero y otros más que lo han posicionado en el lugar que está ahora.

“Con ellos tuve mi primera presentación a los 6 años, recuerdo que me moría de nervios, porque era chiquitito y ver bastante gente me abrumó. Solo canté dos canciones, pero me sirvió de experiencia. Me ayudó a ver si esto era para mí”. Por eso, a los a los 14 años retomó los estudios de canto, esta vez, dice, con la soprano Esthela Betancourt. Con ella integró el coro de la Casa de la Cultura del Ecuador un par de 2 años, y hacían giras nacionales, ya venciendo el temor inicial de la infancia.

En ese momento se dio cuenta que ya no quería ser conocido solo por el coro, sino por su nombre. “Al graduarme del colegio les dije a mis papás ‘yo quiero ser artista’, ellos me dijeron que en Ecuador la carrera artística se ve como un hobby, pero yo quería hacerlo mi carrera profesional”. Por supuesto, los papás estaban recelosos. “Pero yo les dije para hacer el primer tema, para que vean el proceso y si les gusta”.

En efecto, así ocurrió. Sus padres lo acompañaron a su primer día en el estudio y participaron en el desarrollo de la producción. Y les encantó. “Cuando grabamos el videoclip mis papas estaban llorando de la emoción, desde ese momento me apoyaron”, recuerda. Se convirtieron en sus mayores fanáticos.

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“Demoramos casi 7 meses en trabajar el tema, porque estuve involucrado en todos los procesos de la producción, la melodía, la letra y eso tomó tiempo lo logramos”, añade. “Mis papás estaban sorprendidos, se dieron cuenta que valió la pena trabajar duro”.

No solo Selena ha sido su gran inspiración. “Desde muy pequeño escuchaba Daddy Yankee, me gustaba mucho La gasolina; de ahí Maluma, J Balbin. Incluso otros géneros, me gusta vallenato, con Jorge Celedón, Patricia Terán”.

Pero su carrera musical se centra en el género urbano, resalta. “Me quise enfocar en lo urbano en este momento, para romper el esquema que tiene la gente de decir que lo urbano habla tonterías, denigra a la mujer o tiene una letra sin sentido. Aunque me cueste, quiero lograrlo”, señala.

“Vemos que mucha gente, chicos y grandes consumen esa música de letras vacías. Quiero que la gente me conozca, y sepa que tengo letras buenas”, puntualiza el cantante quiteño.