Cuando el vehículo se pone en marcha, varios componentes se exponen a diferentes exigencias. Uno de ellos es el rendimiento del embrague, cuya actividad resulta fundamental para un automóvil mecánico. Aquella transmisión es con la que cuenta la gran mayoría de los automóviles en nuestro país, a pesar de que los automáticos se están abriendo paso en el mercado lentamente.

En los autos manuales, las malas formas de manejo pueden repercutir negativamente en el embrague. Su función principal es desacoplar temporalmente el motor de las ruedas, permitiendo cambios de marcha y detener el vehículo sin apagar el motor.

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Los errores más comunes que pueden dañar el embrague

1. Arrancar bruscamente

Pisar el pedal del embrague rápidamente y soltarlo de golpe al arrancar ejerce una presión excesiva sobre el disco del embrague debido a la rápida transferencia de potencia que ocurre entre el motor y la transmisión en un corto periodo de tiempo. La forma adecuada de hacerlo sería hacer arranques suaves.

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¿Cómo afecta? Al pisar el pedal del embrague, se desacopla el motor de la transmisión, permitiendo que el motor gire libremente. Esta rápida transferencia de potencia genera una gran cantidad de fricción entre el disco del embrague y el volante de inercia, que es la parte conectada al motor. A la larga reducirá el tiempo de vida del disco.

2. Mantener el pedal del embrague pisado

Conducir con el pie apoyado sobre el pedal del embrague es una mala práctica que comúnmente se ve en las ciudades, donde las paradas y arranques son más frecuentes debido a un exceso de tráfico.

Al colocar el pie sobre el pedal, aunque solo sea una leve presión, se mantiene el disco del embrague en contacto constante con el volante de inercia del motor, lo que puede generar fricción continua y sobrecalentamiento que, a la larga, puede provocar deformaciones en el disco del embrague y otros componentes del sistema.

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Además, puede estar relacionado a un mayor consumo de combustibles.

3. Arranques en pendiente sin utilizar el freno de mano

Intentar arrancar en una pendiente sin usar el freno de mano puede someter el embrague a una tensión excesiva, generando un desgaste prematuro en el disco del embrague. Lo sugerido es usar el freno de mano para mantener el vehículo detenido mientras se libera gradualmente el embrague. (I)