Han pasado nueve años desde que Catherine Middleton se convirtió en un miembro más de la Casa de Windsor al contraer matrimonio con el príncipe Guillermo, duque de Cambridge. Desde entonces se la conoce como su alteza real Catalina, duquesa de Cambridge, aunque muchos la siguen llamando simplemente Kate.

Desde su sonada boda, el 29 de abril de 2011 en la Abadía de Westminster, muchas cosas han pasado en la familia real británica. Ella por ejemplo se convirtió en madre de George, Charlotte y Louis. Pero la situación más reciente que tuvo que vivir en la familia de Isabel II es el quiebre de su cuñado Enrique con la casa real.

Kate, una plebeya hija de una azafata y un despachador de vuelos que se hicieron ricos gracias a un negocio de venta por catálogo de artículos y decoraciones para fiestas, se adaptó con aparente facilidad a la vida palaciega. La duquesa de Cambridge, lejos de los escándalos e inmersa por completo en su familia y obras de caridad, cumple con todos los requisitos de discreción que la reina Isabel exige a los miembros de su familia.

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Preparación para ascender al trono

El estar casada con el segundo en línea de sucesión conlleva una gran responsabilidad, pues Kate algún día -y salvo que su esposo, el monarca para entonces decida lo contrario- se convertirá en reina consorte. La última que usó este título fue Isabel Bowes-Lyon, la madre de la actual monarca, durante el reinado de Jorge VI.

La duquesa de Cambridge desempolvaría el título, pues está en duda que Camilla Parker Bowles, la actual esposa de Carlos de Gales lo llegue a obtener cuando este ascienda al trono británico, pues podría nombrarla princesa consorte en lugar de reina consorte. Camilla, duquesa de Cornualles, tampoco tiene el tratamiento de princesa de Gales, ya que la Casa de Windsor lo decidió así por respeto a la memoria de Diana, princesa de Gales.

Y aunque parece todavía muy lejano el día en que Guillermo tenga que subir al trono, en el reino muchos ya se preguntan cuál corona llevará Kate si su esposo decide honrarla con el título de reina consorte. Es probable que ella tenga una corona de paquete, al igual que ocurrió con las reinas consorte María de Teck y Alejandra de Dinamarca, pero también existe la posibilidad de que se coronada con la que utilizó la reina madre Isabel Bowes-Lyon.

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El diamante Koh-i-Noor

La corona de la reina madre, fallecida el 30 de marzo de 2002 a los 101 años, guarda cierto aire místico. Esta pieza, expuesta en la Torre de Londres, está elaborada con 2800 diamantes con la joyería Garrard & Co., pero lo que más llama la atención es el diamante central Koh-i-Noor ("Montaña de luz" en persa) de 105 quilates, considerado como uno de los más grandes del mundo.

Esta joya fue hallada en el siglo XIII en la mina de Kollur, en Andhra Pradesh, donde también fueron hallados el diamantes Hope, el diamante verde de Dresde, el Gran Mongol o el Darya-ye Noor. Ha sido objeto de conquistas e intrigas durante siglos, pasando por las manos de príncipes mogoles, guerreros iraníes, gobernantes afganos y marajás del Punjab, según detalla BBC.

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La piedra preciosa llegó a manos británicas a mediados del siglo XIX. El asunto de la propiedad de la gema es conflictivo para muchos indios pues consideran que los británicos se la robaron. Hoy, tanto la India como Pakistán, Irán y Afganistán reclaman como suyo este diamante.

Pero en medio de las disputas por el diamante también se desenvuelve una supuesta maldición que no afecta a las mujeres, sino solo a los hombres que lo poseen y lo lucen. Por ello cuando un rey sube al trono, debe ceder el diamante a su esposa para que la piedra no tenga influencia sobre él. Aparententemente esto surgió por las constantes luchas entre los gobernantes para poseerlo. La supuesta maldición hindú indica lo siguiente:

Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad''

Reinados prósperos, pero con desgracias

La reina Victoria, quien se hizo con la joya en 1849, tuvo un largo y próspero reinado de 63 años, con grandes cambios a nivel industrial, cultural, político, científico y militar. La monarca británica y emperatriz de la India llegó a dominar una buena parte del mundo gracias a la expansión del Imperio británico. No obstante ella permaneció casi toda la vida de luto por la muerte de su esposo, Alberto, el príncipe consorte.

Isabel Bowes-Lyon fue coronada reina consorte del Reino Unido y los dominios británicos el 12 de mayo de 1937. Su corona estaba adornada por el diamante Koh-i-Noor; reinó hasta la muerte de su esposo, Jorge VI, en 1952. Desde allí pasó a ser llamada reina madre, para evitar confundirla con su hija, la reina Isabel II. Su reinado directo duró unos 15 años, pero tuvo una influencia directa sobre su hija y gozó de gran popularidad durante toda la vida.

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Pese a todo el poder que Isabel Bowes-Lyon pudo tener directa o indirectamente, tuvo que lidiar con la muerte de su esposo, el de su segunda hija, la princesa Margarita, en 2002; así como ver los fracasos matrimoniales de Carlos con Diana, los príncipes de Gales; Andrés y Sarah, los duques de York; el Incendio castillo Windsor; observar cómo sus súbditos renegaron de la monarquía cuando Isabell II guardó silencio por el fallecimiento de la princesa Diana, entre otros varios asuntos trágicos.

Si Camilla Parker Bowles llega a ser reina consorte, su reinado podría ser corto, tomando en cuenta que Carlos ya tiene 71 años, y su madre Isabel II goza de una aparente salud de hierro y gran aceptación a sus 94 años, por lo que se indica que fácilmente a los 100 años aún podría estar en el trono.

Por ello los focos apuntan a Kate, el ascenso de su esposo Guillermo, y la corona que la ahora duquesa llevaría en la coronación. Ella sería nombrada reina consorte, luciría la corona de la reina madre con el diamante Koh-i-Noor y entonces su influencia en Buckingham sería arrasadora. Sin embargo tendrá que observar muchas desgracias... si es que la supuesta maldición india es verídica. (E)