Darren McGrady trabajó como chef para la familia real británica durante quince años. En ese tiempo tuvo la oportunidad de cocinar para la reina Isabel II, el príncipe Felipe, la princesa Diana y los príncipes Guillermo y Enrique. En 1998 se mudó a los EE. UU., donde escribió los libros de cocina más vendidos y fundó Eating Royally, un servicio de catering de alta cocina con sede en Dallas, Texas.

McGrady tiene gratos recuerdos de esa época, sobre todo de Diana. Luego de pasar once años en el palacio de Buckingham a las órdenes de la monarca, el chef se trasladó al Palacio de Kensington, donde Lady Di y sus hijos se mudaron, luego de la ruptura de la princesa de Gales con el príncipe Carlos.

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Recuerda que la primera vez que vio de cerca a Diana fue en el castillo de Balmoral. "Estaba trabajando allí en la pastelería, ayudando a hacer pasteles de manzana, el pastelero estaba al otro lado de la mesa y estábamos charlando. Miré hacia arriba y justo detrás de él estaba la princesa Diana. Me quedé parado allí, y mi rostro era como [expresión boquiabierta]", detalla McGrady en entrevista para la revista de cocina Delish.

"Creo que 'hola' y 'adiós' es todo lo que recuerdo decir", admite el chef en el video. "Estaba rojo como una remolacha y solo miraba a la princesa en ese momento, todo el tiempo. Fue vergonzoso", agrega. Con el paso del tiempo la situación se volvió más relajada; en Kensington cuando la princesa no estaba acompañada por sus hijos, iba a comer en la cocina e incluso le ofrecía café McGrady o se quedaba allí acompañándolo y conversando durante la preparación del almuerzo. Incluso ella misma se preparaba la mesa o arreglaba la cocina.

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Dice que Lady Di prefería los platos vegetarianos y que le gustaban los pimientos rellenos y las berenjenas rellenas, a tal punto que los comía dos o tres veces por semana. También le gustaban el budín de pan y mantequilla. En cuanto a sus gustos en carne, dijo que evitaba la carne de res, pero que ocasionalmente comía cordero. "También comía pescado, le encantaba comer pescado", detalla.

McGrady indica que cuando conoció a Diana, la princesa ya se había recuperado por completo de la bulimia, un trastorno alimentario caracterizado por atracones, seguidos de métodos para evitar el aumento de peso. "Es un error pensar que no le gustaba comer, ¡Sí le gustaba! Superó esa bulimia y recuperó su vida", comenta el chef, quien agrega que en el último tramo de su vida la princesa comenzó a hacer ejercicio y buscó que sus alimentos fueran saludables. (I)