El 31 de diciembre pasa tan rápido como todo los rituales que se acostumbran realizar durante este día. Se acaba la cena, el baile, los fuegos artificiales y de pronto ya es uno de enero y todo regresa a la normalidad. Pasa la algarabía y la emoción por conseguir nuevas metas y propósitos y se retorna a la rutina.

Pero enero debe ser un mes de reflexión. Es importante reconocer qué hicimos bien y qué hicimos mal el año anterior, recordar los últimos doce meses puede servirnos para aprender de las experiencias y renovar tanto nuestras prioridades, como objetivos.

Sabemos que es más fácil renunciar o no plantearse ninguna meta, que tratar de conseguir todo lo que nos proponemos, sin embargo, todo lo que vale la pena requiere de esfuerzo, así que no desfallezcas y anímate a seguir adelante con tus propósitos.

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Cuando hacemos propósitos de Año Nuevo nuestro cerebro se centra en lo que quiere lograr. Cuanto más tiempo dediquemos a reflexionar, más involucrado estará el cerebro en el proceso. Recuerda que tu cerebro es el aliado más fuerte en la consecución de esos nuevos objetivos.

Tener fuerza de voluntad es importane, pero no lo es todo. Según los expertos, lo que funciona mejor es entrenar otras partes del cerebro responsables de vincular las emociones positivas a los nuevos hábitos y acondicionarse a nuevos comportamientos.

Aquí algunas recomendaciones:

1) Enlista las metas y propósitos para el 2020

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Ya sea en físico o en digital arma una lista de las cosas que quieras lograr el próximo año. En la columna de la izquierda, escribe los pensamientos negativos sobre ti que sueles tener presentes (ej: no soy capaz de hacer deporte nunca). Luego, en la columna de la derecha, escribe su opuesto: una declaración positiva (ej: soy capaz de hacer deporte 3 veces a la semana).

Una vez que hayas terminado, lee la lista de los pensamientos y propósitos positivos. Gasta tu energía enfocándote en lo positivo. Un estudio demostró que el simple hecho de poner por escrito tus objetivos aumenta la probabilidad de lograrlos en un 42%.

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2) Si tienes pensamientos negativos no te sumerjas en ellos

Cuando un pensamiento negativo entra en tu mente, intenta verte a ti misma poniéndolo a un lado y no le des ninguna importancia. Permitir que pensamientos negativos giren en tu mente puede ser un hábito nefasto y no se debe malgastar energía en ello.

3) Gasta tu energía en cosas que puedas controlar

Recuerda que no puedes controlar a otras personas o lo que haya sucedido en el pasado. Puedes controlar tus reacciones ante otras personas y puedes controlar lo que haces en el momento presente. Permítete el espacio de crear posibilidades para el futuro centrándote en lo que puedes hacer aquí y ahora.

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4) Crea un horario semanal

Crea un horario semanal de acuerdo a los propósitos de Año Nuevo que has enlistado. Intenta que las actividades diarias se conviertan en una rutina. Deja que esa rutina haga el trabajo pesado por ti. Para ayudarte a que te resulte más fácil, haz copias de este horario semanal y colócalas en las áreas de la casa o trabajo, por las que pasas muy a menudo.

5) Comparte tus objetivos con la familia

Siempre que tu familia te apoye a cumplir tus objetivos, lo ideal es que compartas con ellos lo que tienes en mente. Ten una conversación acerca de tus expectativas, primero comparte la experiencia de tus propósitos y como llevarlos adelante. Tu familia también querrá ayudarte en la medida de lo posible.

6) Lleva un diario de recompensas

Cuando veas que estás llevando todos tus propósitos con éxito, también se vale recompensarte, para ello si es necesario, puedes crear una tercera tabla en tus objetivos semanales o mensuales con recompensas o gratificaciones por haber llegado al siguiente pequeño objetivo.

Recompénsate con un libro que estés deseando leer, ir a comer a tu restaurante favorito, siempre sin perder de vista la meta final. Siéntete orgulloso de los pequeños pasos y otórgate un pequeño premio, esto nos llevará a conseguir lo que buscábamos con más tranquilidad y menos presión. (I)