Tras varios años intentando construir un negocio de juguetes en China, la suerte tocó a la puerta de Nick Mowbray. Walmart, el gigante de las ventas minoristas estadounidense, aceptó valorar sus productos y le dijo que quería visitar la sala de exposición de su compañía en Hong Kong. Mowbray aceptó rápidamente y prometió enviarle la dirección de su negocio.