Libros, colecciones, diccionarios, ediciones especiales, obras, ejemplares y tomos es lo que se puede encontrar en una biblioteca dentro de casa: un privilegio que muy pocos tienen la oportunidad de atesorar y mantener hasta la actualidad.

María Fernanda Compte, profesora en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y directora del Subsistema de Investigación y Desarrollo, tiene una biblioteca por herencia que acumula cerca de 4.000 libros entre los de ella, su padre y hermano.

Fernando Endara, comunicador social y quien cursa una maestría en Antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Quito) guarda cerca de dos mil textos -entre catálogos de libros, de colecciones y ediciones vintage- en su biblioteca ubicada en Píllaro, un cantón cercano a la ciudad de Ambato.

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Ambos han mantenido o formado su biblioteca por un legado estrechamente familiar. Compte aseguró que su conexión con los libros la tuvo desde que su papá era dueño de la Librería Compte y considera que desde ese momento se le fue creando esa afición por la lectura.

Muy entusiasta mostró sus novelas y libros de literatura, pese a que sus actividades de arquitectura han variado un poco, ahora está involucrada más en el ámbito de la educación superior. Afirmó que la librería de su papá empezó a inicios de la década del setenta en el centro de Guayaquil y se mantuvo hasta 2007 cuando su papá se retiró por edad.

Comentó que junto con su hermano Florencio Compte también tuvieron una sucursal de la librería en un centro
comercial, pero recuerda que las actividades profesionales de ambos conllevaron al cierre. Una gran parte de libros estaba en consignación y se tuvieron que devolver; y los propios se donaron.

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Endara recuerda que sus padres tenían una biblioteca pública destinada a la consulta de libros para estudiantes universitarios y de colegio -en épocas en las que el internet no existía-; y considera que desde ahí mantuvo esa conexión vinculada a los libros.

Conforme el tiempo avanzó, sus padres vendieron la mayor parte de libros y él se quedó con la relación e inquietud por la lectura y el aprendizaje. Adquirió libros con sus gustos personales y ha tratado de recuperar las colecciones que en su momento sus padres tuvieron en cuanto a literatura, historia y ciencia.

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Con gran esfuerzo contó que ha rescatado las colecciones Ariel que se publicaron por la década del setenta y considera que entre más tiempo transcurre, adquieren más valor.

Compte aseguró que le gusta leer a autoras, en especial a Isabel Allende, porque los temas tratados son desde una perspectiva feminista. Incluso mostró un libro en el que la autora se lo dedica, pues también tiene una edición especial de La casa de los espíritus, la cual conserva con especial cuidado.

Libros de historia del país al que uno pertenece, diccionarios, literatura y de acuerdo a la profesión son las temáticas que no pueden faltar en una biblioteca personal, aconsejó. En la actualidad, ella está vinculada a la docencia universitaria y sus últimas adquisiciones han sido sobre libros de educación e investigación científica.

(Fernando Endara)

De la biblioteca a la virtualidad

Un verdadero reto que se ha fijado Endara es de pasar la biblioteca a la virtualidad, creando un formato más cercano al mundo contemporáneo, ya que considera que mucha gente tiene los libros pero se quedan guardados en la biblioteca, entonces la idea es de exhibir los libros y las portadas para que de esa manera se replique en los jóvenes lectores de las nuevas generaciones.

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Él ha iniciado este concepto desde la plataforma Bookstagram donde tiene la oportunidad de reseñar, intercambiar ideas con otras personas que han leído los mismos libros. Y también menciona BookTube que se asemeja un poco al concepto del videoblog, ya que permite la creación de un material audiovisual en referencia a detalles sobre un libro, crítica literaria, análisis del autor y donde el objetivo es la incitación a la lectura.

Asegura que estos medios son válidos, porque como hay ciudadanos que se dedican a compartir sus libros en internet eso genera una retroalimentación con los seguidores; y por ende se llega a más personas.

Una apreciación de Compte en relación con las personas que ya no compran libros es que -en especial- los jóvenes leen por internet (e-Books) sumado a los altos costos que en la actualidad conlleva comprar uno. Y el hábito por leer considera que si ha variado un poco; destaca y reafirma que determinados libros se los encuentran en varios formatos y plataformas digitales que si bien es cierto facilita el tener acceso a la lectura de un texto, pero no se comparará con tener el libro más aún si se tratan de ediciones especiales. (I)