San Simón cumple cualquier favor si se le pide con fe, dicen sus fieles. Por eso muchos migrantes se encomiendan a este “bondadoso” santo popular guatemalteco para emprender el azaroso camino para cruzar México y llegar a EE.UU.

El templo donde descansa este santo no reconocido por la Iglesia católica está repleto de placas y carteles en agradecimiento por quienes, según aseguran, recibieron algún tipo de milagro, principalmente relacionado con la economía o con la salud.

Las paredes verdes del recinto, ubicado en el municipio indígena maya-kaqchikel de San Andrés Itzapa, 60 km al oeste de la capital de Guatemala, están adornadas por los agradecimientos de varios fieles por haber hecho realidad su sueño de llegar a EE.UU.

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El santo, sentado sobre una silla de madera, luce un rostro occidental inexpresivo, con un espeso bigote, vestido con un traje oscuro y la cabeza cubierta con un sombrero negro.

Lo rodean botellas de licor, grandes arreglos de flores y su mano sostiene dinero colocado como ofrenda.

Miles de fieles de varias partes de Guatemala y del extranjero, sobre todo de Centroamérica y México, abarrotan el templo cada 28 de octubre en una fiesta con grupos musicales y quema de pólvora.

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Un culto polémico

Sobre el origen de la veneración a san Simón, producto del sincretismo entre las creencias mayas y cristianas, se tejen muchas versiones. Su culto incluso se ha vuelto polémico debido a que a su altar llegan también narcotraficantes, prostitutas y pandilleros.

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Una aproximación a la génesis de la adoración se remonta a principios del siglo XX, cuando se intentó quemar una imagen de Judas que luego fue transformada en san Simón, según una recopilación de testimonios orales hecha por el Centro de Estudios Folklóricos de la estatal Universidad de San Carlos.

La veneración a san Simón, según la universidad, empezó a masificarse en 1976, tras la destrucción que provocó en el país un fuerte terremoto, destaca el estudio.

La región del norte centroamericano atravesó los últimos meses una inusual crisis migratoria, con la salida de miles de personas en caravana buscando llegar a EE.UU., huyendo de la pobreza y la violencia. (I)