Pronto las filas en los negocios para pagar serán cosa del pasado. Un año después de que Amazon abriese su primer local sin cajeros, startups y negocios de todo el mundo se afanan por incorporar tecnologías similares, que permiten al cliente pagar por los alimentos sin hacer filas.

Si funcionan, los negocios sin cajero no solo le ahorrarán tiempo al cliente, sino posiblemente también dinero. Usando cámaras y sensores, los negocios sabrán qué mercancías tomó un cliente y la volvió a poner en los estantes, y les enviará un ofrecimiento de descuento, tratando de tentarlo para que la adquiera. Los comerciantes tendrán mejor información acerca de las preferencias de la gente y podrán asignar más espacio a los productos que más interés generan, sabrán mejor qué estantes se están vaciando y atraerán más clientes que odian las filas.

Pero la tecnología empleada puede generar inquietudes respecto a la privacidad y temores de que los datos recabados caigan en la manos equivocadas, especialmente si los negocios emplean software de reconocimiento facial en la multitud de cámaras que observan a los clientes.

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“Mete miedo, es de terror”, dice Peter Trepp, director general de FaceFirst, firma de Los Ángeles que ha vendido sus herramientas de reconocimiento facial a negocios que tratan de identificar a las personas que les roban. “Pero si es usada para darle a la gente un descuento del 30% o algo que realmente quieren, va a ser un buen beneficio. Ese tipo de cosas ayudarían a que la gente acepte la tecnología”.

Amazon golpeó primero en Estados Unidos, donde abrió diez negocios con esta tecnología en tres ciudades, llamados Amazon Go: Chicago, San Francisco y Seattle. Estos negocios venden ensaladas y sándwiches, artículos de la vida diaria como papel higiénico y aspirinas, y productos comestibles.

El cliente escanea una aplicación, toma las mercancías que desea y se va. Cámaras y sensores en el techo le cobran automáticamente todo lo que se lleva, cargándolo a tarjetas de crédito o débito.

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“Es algo fenomenal”, comentó Tom Hadfield, que compró una Coca Cola en un abrir y cerrar de ojos en uno de los locales en San Francisco.

Hadfield, quien tiene un startup de tecnología en Austin, Texas, dijo que la experiencia le recordó la primera vez que viajó con Uber.

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“Sabes que ese es el futuro”, manifestó.

Varios startups están vendiendo tecnología a los negocios que quieren replicar los nuevos locales de Amazon. Una de las firmas, AiFi, dice que firmó acuerdos con la cadena Carrefour de Francia y la de Zabka en Polonia.

“Cuando unas pocas cadenas grandes empiecen a usar esta tecnología, eso será una bola de nieve y otros los imitarán”, pronosticó Michael Suswal, cofundador de Standard Cognition, otro startup que ofrece tecnología para pagar sin cajero.

“Me gusta la idea de poder ir a un negocio, tomar lo que quieras, y salir”, dice Tomonori Nishimura, de 30 años, investigador de los Laboratorios Fujitsu.

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Amazon es probablemente el que está en mejores condiciones de explotar esta tecnología, porque puede darse el lujo de abrir negocios nuevos con la tecnología ya incorporada.

“Hacer fila es una tortura”, acotó Gurmeet Singh, director del sector digital del 7-Eleven.

A medida que los negocios sin cajeros se hagan más comunes, es previsible que haya presiones políticas para que se siga ofreciendo al cliente la posibilidad de pagar en efectivo, evitando así discriminar a las personas de pocos recursos, sin cuentas de banco ni tarjetas de crédito.

Amazon dice que por ahora no piensa incorporar esta tecnología a su cadena de Whole Foods y se concentra en negocios más pequeños. A fines del año pasado ensayó incluso una versión de Amazon Go muy pequeña, de 42 metros cuadrados (450 pies cuadrados), que puede recorrer edificios de oficinas y hospitales, como si fuese una máquina de vender ambulante.

“Creo que en los próximos cinco años, todos habremos experimentado con negocios sin cajeros”, dice Suswall. “Y en diez años, será muy inusual ir a pagar a un cajero”. (I)