Yalitza Aparicio no tenía intención de hacer el casting, estaba simplemente acompañando a su hermana.

Pero el destino la puso frente a la cámara y esta mexicana de origen indígena, que recién se había graduado de maestra y estaba sin trabajo, se convirtió en la estrella de Roma, la más reciente producción de Alfonso Cuarón, que ganó el León de Oro de Venecia, está nominada a tres Globos de Oro y suena con fuerza para el Óscar.

"No era algo que realmente yo quería o que había soñado", dijo Aparicio. "Debido a tu nivel socioeconómico o a tu cultura crees que no puedes aspirar a ser actriz, a participar en este medio que suena como algo de fantasía".

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Después de Gravedad, ganadora de siete óscares, Cuarón apostó por un proyecto muy personal y contó -en blanco y negro- la historia de las dos mujeres que marcaron su infancia: Cleo, la doméstica de origen indígena que queda embarazada tras sus primeras experiencias sexuales, interpretada por Aparicio; y la señora de la casa, su madre, interpretada por la actriz Marina de Tavira, a la que el marido está por dejar por otro amor.

Todo enmarcado en la turbulenta México de inicios de la década de 1970.

Aparicio no tuvo una Cleo en su niñez en Tlaxiaco, un pueblo de unas 40.000 personas en el estado de Oaxaca (suroeste). Mas bien su madre, que la crió sola, trabajó como doméstica y eso le ayudó a entender el contexto de esta relación de amor y desamor entre criados y patrones.

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"Hubo escenas durante el rodaje que removieron mis recuerdos y fue surgiendo, sola, esa necesidad de mi personaje de querer proteger a los niños con respecto a lo que estaba pasando para que ellos no sufrieran", cuenta.

Cuarón, que también dirigió una de las películas de la saga de Harry Potter, dijo que en Roma tuvo a los "mejores actores" con los que ha trabajado. (E)