Impresionante. El espectáculo valió la  euforia y  las dos horas de pie (de quienes estuvieron en las localidades en cancha). La cantante barranquillera  ofreció a sus fanáticos ecuatorianos un concierto lleno de energía y emociones,  con un despliegue de luces y tecnología de alto nivel.

El  espectáculo que dio Shakira, la noche del jueves en Guayaquil, como parte de su gira El Dorado World Tour, que mañana finaliza en su natal Colombia, mostró a una artista entregada en el escenario y cercana a su público, que se agolpó en los exteriores del estadio Alberto Spencer desde antes del mediodía, pese a que las puertas de ingreso se abrieron a partir de las 17:00.

La fanaticada de la intérprete de Pies descalzos era diversa. Desde padres con niñas ataviadas de cintillos con el nombre de la artista, grupos de amigas y primos, hasta esposos y novios acolitadores acompañando a sus parejas. La fiesta de este show se encendió cuando las luces del escenario se apagaron a las 21:11 y en el recinto se escuchó de fondo Clandestino, canción a dúo con su compatriota Maluma.

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Su sola imagen, visible para las localidades más lejanas por las pantallas gigantes circulares a los costados y en la parte central de la tarima, despertó la euforia de los asistentes cuando imágenes de la artista, desde su infancia hasta la actualidad, anunciaron su aparición.

Shakira salió a la tarima y comenzó a cantar sin titubear. Estoy aquí, Dónde estás corazón, Si te vas, Loba, fueron los primeros temas de un espectáculo que, pese a no contar con localidades llenas en su totalidad, mantuvo un buen sonido, imagen y organización.

La energía de esta artista fue inagotable. Brincó, corrió, tocó guitarra, se cambió de vestuario en más de tres ocasiones y en todo momento interactuó con sus fanáticos que no dejaban de filmar su show con celulares. Cada vez que se apagaban las luces, las cámaras de los teléfonos móviles permitían tener una idea de la cantidad de asistentes, en un espacio destinado para 30.000, según los organizadores. 

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“Gracias por darme el lujo de estar frente a ustedes una vez más”, dijo la artista, de 41 años, que no dejó de bailar durante las dos horas de espectáculo.

Los camarógrafos de su equipo de producción sabían muy bien cómo enfocarla. En las pantallas aparecían en tamaño gigante como protagonistas, en cada tema en el que sus caderas se meneaban al ritmo de la música.

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Perro fiel, canción que interpreta a dúo con Nicky Jam, también estuvo en el listado de la noche. En las pantallas apareció la imagen del artista mientras ella recorría la pasarela en medio de las primeras localidades, para el deleite de la audiencia.

Las canciones en las que Shakira comparte créditos con otros artistas, por el nivel de tecnología que se vio en el espectáculo, mostraron videos con animación para semejar que el otro intérprete aparecía o un video con su homólogo cantando su parte. 

Underneath your clothes, Me enamoré, Inevitable, Chantaje, antecedieron a la sombra de su silueta a gran escala en medio del escenario, mientras que el sonido de las monedas en su caderín, se cambió nuevamente de vestuario por un top y una falda larga, dio paso a Suerte. Y en tanto demostraba que sus caderas realmente no mienten (bailó de manera magistral), el cielo en el recinto se iluminaba con fuegos artificiales. 

Después de su interpretación de Amarillo, que forma parte de su disco El Dorado, Shakira compartió con su público la imagen en la parte posterior de su guitarra, una foto en la que aparecen sus hijos, Milán y Sasha, y su pareja, el futbolista Gerard Piqué.

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Su concierto dejó satisfechos a fanáticos como Marlon Núñez, quien asistió con sus primas al show. “Compramos hace un mes las entradas. El día de mi cumpleaños ella anunció que venía a Ecuador. Vinimos desde las 13:00. Me mandé a hacer una camisa para este concierto”, dijo.

Desde sus primeras composiciones como Antología hasta llegar a su etapa más bailable y comercial con La tortura (con Alejandro Sanz), Can’t remember to forget you (Rihanna), Loca (El Cata), Rabiosa hasta Hips Don’t Lie (Wyclef Jean), La bicicleta (Carlos Vives), Shakira llevó a su audiencia por un viaje musical lleno de sentimientos y recuerdos, que mostraron una vez más su calidad artística en escena. (E)