Atrás había quedado la extenuante carrera de más de 6 horas y ese momento que se recordará por siempre, cuando el carchense da un golpe al timón de su bicicleta cuando ya se siente ganador. Cuando ya ha mirado hacia atrás y se ha dado cuenta de su soledad camino a la gloria. Una gloria que en 125 años de historia de los Juegos Olímpicos modernos solo ha bañado en oro a dos ecuatorianos.
Jefferson Pérez, campeón olímpico en Atlanta 96, festejó el triunfo de Richard Carapaz (VIDEO)
Es el momento de la premiación y Richard Carapaz está al centro, entre un belga y un esloveno. Hay un instante en que parece que se seca una lágrima que aparece en su rostro, tapado por una mascarilla. En este, los Juegos Olímpicos de la Pandemia, cada detalle demuestra que estamos en una realidad inédita, como inédito es que no se imponga la medalla al deportista, sino que se la presenta en una bandeja para que él mismo se la coloque en el cuello.
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Al campeón se lo nombra al último. Una voz en inglés dice su nombre y él sube al puesto más alto. Abre los brazos en señal de victoria, recibe de la bandeja su medalla dorada y se la impone. La mira una, dos veces, y luego se escucha el Himno Nacional de Ecuador. La bandera tricolor, al centro, se eleva y Richard la mira y la cámara enfoca su rostro y a sus ojos acuosos. Nuevamente alza los brazos cuando se termina la música. Es su momento de gloria. Es el momento que todo deportista ansía y que solo dos ecuatorianos han podido entender en su real dimensión. Solos, allí trepados en ese podio. Hoy la gloria es de Richard Carapaz. La del hijo del Carchi que hoy agigantó su leyenda. (D)