La segunda etapa en suelo danés del Tour de Francia tendrá dos protagonistas: el viento que amenaza con destrozar en pedazos el pelotón en la primera parte del recorrido y los 18 kilómetros del puente de Grand Belt, que se sitúan a apenas dos de la meta.

En los 202,2 kilómetros entre Roskilde y Nyborg, la carrera vivirá experiencias nerviosas en un recorrido casi costero que cuenta con tres puertos de cuarta categoría y en el que el peligro de abanicos será casi permanente.

Con todo lo que está en juego, el pelotón no tendrá un momento de reposo, de tensión permanente que puede convertir la jornada en una auténtica batalla de nervios en la que todo es posible.

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Con la guinda final, 18 kilómetros al nivel del mar, en un magnífico puente que parece permitir rodar sobre las aguas entre las dos principales islas que componen el país escandinavo.

A su salida, solo quedarán dos kilómetros hasta la meta de Nyborg, poco tiempo para reparar los daños que puedan efectuarse en la carretera que jalona el mar y que parece destinada a ser el juez de la jornada. (D)