Por primera ocasión, Ecuador hará acto de presencia con un deportista varón de tenis de mesa en unos Juegos Olímpicos; antes, en damas, ya asistió Patricia Cabrera por invitación a los Juegos de Barcelona 1992.

Alberto Miño le dio un alegrón a su país el pasado viernes, ya que, luego de ir perdiendo 1-3 ante el cubano Jorge Campos, salió ganador por 4-3, con parciales 11-2, 5-11, 6-11, 8-11, 11-8, 13-11 y 12-10, y aseguró de forma directa su presencia en Tokio 2020.

En diálogo con Diario EL UNIVERSO, el guayaquileño que milita en la Liga Alemana de Microtenis narra cómo fue su preparación para ese Clasificatorio Latinoamericano que se realizó en Rosario (Argentina), donde escribió una página gloriosa para el microtenis.

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¿Cómo fue su preparación para el clasificatorio?

Dura, larga. Esta vez no quería dar ninguna chance, ni mostrar ninguna debilidad para poder cubrir la mayor cantidad de puntos posibles. Hace dos años empecé a trabajar con la sicóloga Liza Portalanza y fue quien me ayudó muchísimo para poder mejorar. Desde agosto del año pasado también empecé a trabajar con Ivonne Montaleza. Con ambas laboramos durísimo, con muchas técnicas y, creo, esa fue la clave para ganar el partido ante el cubano Campos. En ese momento del partido no hubo técnica, ni táctica, predominó la fuerza mental y ambas profesionales me trabajaron en ese sentido. La Federación Ecuatoriana de Tenis de Mesa me apoyó con otra doctora y con la nutricionista Roxana Dávila, quien me dio muchas pautas para poder mejorar la alimentación y tener mejor rendimiento. Luego, con mi entrenador Krisztian Nagy (de nacionalidad húngara) y con el presidente de la Ecuatoriana planificamos mis participaciones.

¿Se podría decir que en el partido final fue de menos a más?

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La verdad que sí. Hubo muchas emociones en ese partido, que fue larguísimo.

¿Qué pasó con su entrenador?

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Antes del partido pasaron cosas inesperadas. Normalmente caliento entre una hora y media y dos horas antes del juego. Nos habían hecho las pruebas PCR, y antes del partido un organizador me indica que mi entrenador no podía estar conmigo, porque era positivo a COVID-19. A pesar de mi protesta, se impusieron ellos, porque había que cumplir el protocolo. No me quedó más que comunicarme por videollamada, pero no lo podía escuchar bien, porque la bulla en el interior del coliseo era intensa, además que el internet era malo. Los primeros cuatro sets me arriesgué a jugar con él, pero era imposible oír, no me podía concentrar, por eso perdí los primeros sets fácilmente, porque me concentré en lo que me decía el entrenador y se me venían pensamientos de lo que me había pasado antes y eso me desconcentró. Por eso, en un momento le dije que me deje jugar solo. Me concentré mejor, empecé a gritar mis puntos, gané más confianza y eso me sirvió para vencer, porque mi rival se desconcentró. Apliqué las rutinas que había entrenado y, definitivamente, no fue una guerra táctica, sino todo fue mental.

En todo el clasificatorio, ¿cuál fue su partido más difícil?

Contra el chino nacionalizado dominicano Jiaji Wu (eliminó a Miño en cuartos de final de la primera fase). Tiene un nivel muy, pero muy alto, pero en la parte mental no es muy fuerte, por eso no clasificó, porque también estuvo en la segunda fase del clasificatorio. Ese partido fue muy duro: perdía 0-3, llegué a 2-3 y finalmente caí 2-4; siento que me faltó más confianza.

¿En algún momento en el juego final con el cubano se ve clasificado a Juegos Olímpicos?

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La verdad que en ningún momento. En el partido final ante el cubano Campos, cuando empecé a darme muchos ánimos y a enfocarme solo, no pensaba nada, no sentía nervios, ni frustración, alegría, nada, nada. En el sexto set, cuando perdía 7-10, no sentía nada, me la estaba jugando, porque a veces pasa, y sucede, que te da miedo perder. En ese momento estaba muy concentrado y no lo sentía, y en ningún momento se me vino ‘ah, ya voy a ganar’ o ‘ah, ya voy a perder’. Algo muy loco. Eso es trabajo mental, pero es algo impresionante, parece mentira; y a fin de cuentas, esa fue la diferencia.

¿Qué se siente ser el primer ecuatoriano en clasificar a unos Juegos Olímpicos?

La verdad, me siento orgulloso; pero por otra parte también siento que esta clasificación la había buscado desde hace mucho tiempo; no se me había dado y creo que no era el momento, no estaba muy preparado, no tenía la experiencia que tengo ahora. Estoy supercontento, ahorita estoy totalmente relajado, sin fuerzas, y todo vale la pena porque lo pude conseguir, orgulloso y satisfecho.

En el sétimo set ante el cubano, usted estaba 10-9 adelante y Campos empató. ¿Cómo hizo para recuperarse y salir 12-10?

La verdad, él hizo unas jugadas muy buenas y no estaba nada desconcentrado. En ese instante pensé hacer la jugada más segura de punto que tengo, porque todo el partido la venía aplicando y no podía cambiar. La hice, cuando saqué se me dio el punto, uf, respiré, fue algo impresionante.

Campos ya lo privó a usted de llegar a los Juegos Olímpicos de Río 2016. ¿Esta fue una revancha?

El deporte siempre nos da revanchas y ante Campos era una de esas, y era especial porque me permitía clasificar a Tokio

Siendo que en la segunda fase también estaba el dominicano que lo eliminó en la primera etapa, ¿temía encontrarlo otra vez?

La verdad, sí, en un momento pensé eso. También sabía que como era una clasificación olímpica, para poder obtener el cupo, tenía que ganar a todo el que se asomara en el camino. Con él, la ventaja era que ya sabía su estilo de juego: si me tocaba jugar nuevamente con él, iba a ser más reñido ese partido.

¿Qué le dijo su técnico porque decidió jugar solo?

Nada. Él entendía que, en vez de estar ayudándome, yo estaba concentrado en tratar de entenderle, que no estaba enfocado en lo que era importante: el partido. Entendió que me desconectara y se dio para bien.

Más de diez años jugando en Europa, ¿qué ha aprendido?

Muchísimas cosas. De cada entrenador, de cada jugador se aprende muchísimo. En todos los clubes que estuve aprendí un poquito. Todavía debo tener algunas fallas, pero me ha ayudado mucho. Como hay competencias seguidas, eso permite hacer un análisis para poder mejorar. Hay entrenadores que tienen mucha experiencia, han sido jugadores y te ayudan a mejorar en la parte técnica.

¿Qué le dijeron del club donde usted milita en Alemania?

Se quedaron hasta tarde viendo el partido, porque son siete horas de diferencia (en relación a Ecuador; cinco, a Argentina). Todos emocionados me mandaron mensajes de felicitación; la verdad, estaban muy contentos porque conseguí el cupo a Juegos Olímpicos y ellos saben el desarrollo que he tenido en el interior del equipo.

El presidente Lenín Moreno saludó su clasificación...

Sí, lo vi en Twitter y me quedé sorprendido, porque creo que fue una de las pocas veces que hubo tanta expectativa en nuestro deporte, que es considerado pequeño. La verdad, no pensé que eso llegara a pasar, y no solo eso, sino tanta gente conectada, pendiente y apoyando. Es algo impresionante lo que hace el deporte.

¿Jugar en Europa le ayudó en su clasificación?

Claro. Para ser sinceros, si me hubiese quedado en Ecuador no sé si habría seguido jugando tenis de mesa, porque es complicado desarrollarse para el alto rendimiento. Estoy casi seguro de que ya me hubiera retirado.

¿Qué se viene ahora?

Descansar primero y luego prepararme para Tokio, porque nadie se esperaba esta clasificación. Estábamos enfocados en la participación primero, y creo que con todas las personas que han estado ayudando se hará la planificación para poder ir a Tokio, enfocándonos seguramente en los puntos más débiles para poder mejorar las tácticas y técnica. Cada uno de los profesionales en su campo tratará de apoyarme lo mejor posible.

¿Por qué no vino a Ecuador?

Es complejo por el tema del COVID-19. Voy a descansar unas dos semanas y nuevamente debo concentrarme para participar en los Juegos Olímpicos. Es preferible que me quede en Alemania, y es seguro que allá también hagan una planificación para Tokio y me puedo sumar a ellos en su preparación.

¿Cuáles son sus expectativas en Tokio 2020?

Ubicarme entre los 32 mejores jugadores del mundo y, espero, pasar unas tres rondas en el torneo. ¡Sería buenísimo! (D)