Jesús Cárdenas es uno de los grandes futbolistas de la historia de Emelec. El máximo anotador nacional que ha visto el emelecismo en sus filas, con 121 dianas en Primera División. Convirtió goles de fantasía -de jugada y de tiro libre- y tenía una mecánica de definición poco ortodoxa. Era un genio frente al arco. Por eso y más, resulta fácil afirmar que es una gloria del club millonario y fue un jugador distinto en su época.
Los románticos del fútbol no olvidan que Jesús obró ‘un milagro’ en Quito que impidió que Emelec retornara a la serie B, de donde apenas seis meses antes había logrado resucitar.
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El 29 de noviembre de 1981, en el estadio Olímpico Atahualpa, firmó un doblete y tras vestirse de héroe se revistió de arquero. En frente, el América de Quito, en un duelo que si los eléctricos perdían se condenaban al descenso, castigo con el que finalmente se sentenció al también comprometido equipo capitalino.
‘Jechu’ volvió a la cancha del Capwell este lunes, 12 de junio, para “recordar todo lo pasado, lo vivido” en el “estadio mágico”, durante el reencuentro del equipo que obtuvo el campeonato nacional de 1993 ante Green Cross, en la ciudad de Manta.
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Arrancó como titular en la lista que escribió en un papel Raúl Marcovich, el asistente de Salvador Capitano, y que luego pegaron en la pared del antiguo camerino que está ubicado en la tribuna General Gómez. Desde luego, ese documento es motivo de anécdota ya, porque el nombre del antiguo romperredes no consta en la alineación.
Igual, saltó como estelar con el número 9 en el dorsal, y dio la asistencia para el tanto que convirtió Vidal Pachito (2-1 parcial) en la primera parte.
“Venir acá es como llegar a un estadio mágico, recordar todo lo pasado, lo vivido, y sobre todo treinta años después volver a encontrarme con mis compañeros de siempre, ¡Emelec campeón!”, dijo en el entretiempo, acomodado ya en el banco de suplentes.
El recordado delantero se considera uno de los últimos mohicanos del club que vio en el Capwell crecer a las nuevas promesas.
El ‘Jechu’ Cárdenas jugó buena parte de su carrera en el estadio Modelo cuando formaba parte de Liga Deportiva Estudiantil (1977-1980) y también cuando defendió la camiseta de Emelec (1980-1994). En 1982 se celebraron dos partidos en el viejo Capwell: contra El Nacional y Técnico Universitario.
“Yo soy quizá uno de los últimos mohicanos, una nueva generación que vio aquí crecer, hemos sido campeones del 88, 93 y 94″.
El digno representante de la provincia de El Oro no distingue épocas en el fútbol, pero señala que en la actualidad se genera mucha especulación en torno a la rapidez individual en la modernidad.
“Siempre ha sido el fútbol mejor de cualquier época, no podemos distinguir la época anterior o la actual. Ahora, se pueden hacer muchas especulaciones de rapidez individual; anteriormente se jugaba de forma romántica para el público, y el público gozaba igual”, opinó, y añadió que los mejores campeonatos que vivió con Emelec fueron los de 1988 y 1993.
Según los relatos del mismo Cárdenas, de Álex Cevallos, Iván Hurtado y Marcelo Pepo Morales, el elenco azul luego de obtener el campeonato del 93 en un abarrotado estadio Jocay no recibió las medallas ni tampoco disfrutó de una ceremonia para exhibir el trofeo.
“Sinceramente cuando nosotros llegamos aquí, después del campeonato (en Manta), todo está abarrotado, cada uno se fue quedando en diferentes lados de Guayaquil”, detalla.
Esa fue, quizá, una razón por la cual los jugadores y el cuerpo técnico decidieron organizar la conmemoración del trigésimo aniversario del séptimo título nacional que ganaron, y un partido en el remozado Capwell estaba acorde a esa lejana gesta. Dieron una vuelta olímpica simbólica en el Capwell finalmente el 12 de junio, a partir de las 17:30.
“Eso estaba pendiente; solo Dios sabía cuándo era el tiempo y hoy es el tiempo”, concluyó Jesús Cárdenas. Se retiró del fútbol a comienzos de 1994.
(D)