Han pasado ya 16 años desde que Paraguay alcanzó su punto más alto en la historia de los mundiales: los cuartos de final en Sudáfrica 2010. Aquel equipo dirigido por Gerardo Tata Martino quedó grabado en la memoria de los aficionados guaraníes no solo por el resultado, sino por el temple de sus figuras, que hicieron soñar al país con estar entre los cuatro mejores del planeta.