En los últimos años, el concepto de sociedades anónimas deportivas (S. A. D.) ha cobrado protagonismo en el debate futbolero latinoamericano. Países como Chile, México, Brasil o España ya cuentan con clubes que se manejan bajo estructuras empresariales, mientras otros —como Ecuador— intentan, no sin resistencia, abrir el camino a un nuevo modelo de gestión que combine la pasión deportiva con herramientas del mundo corporativo.