Disipó algunas dudas el Girona y sumió en ellas al Real Valladolid, que en Montilivi cosechó su tercera derrota consecutiva fruto de un penalti y la incapacidad de generar en ataque. Fue la pena máxima que acabó decidiendo el choque una acción aislada, cuando mejor estaban los dirigidos de José Rojo Pacheta, pero el gol encajado pesó mucho a un equipo que prácticamente no tiró entre los tres palos. Apretaron al final, pero no fue suficiente.
El primer objetivo de Míchel y Pacheta, atacar mejor el Girona y defenderse bien el Valladolid, se cumplió en los primeros 45 minutos. Con bastantes ‘peros’, pero se cumplió. El Girona fue mucho más vertical que en Málaga y Ureña siguió ganándose un puesto en el once con buenos minutos. Siempre trató de desbordar, aunque pocas veces lo consiguió. Su banda, junto a Jairo, fue mucho más activa que la formada por Calavera y Valery.
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El dominio local fue mayoritario en los primeros 45 minutos, porque el Valladolid tampoco se molestó en hacer nada para disputarles la iniciativa en el juego. Durante algunos minutos llevaron la llevaron, es cierto, pero siendo planos y previsibles. Bien puestos atrás, con una línea de cinco cerca de su portería, esperaron a un Girona poco eficaz en el último pase. La mejor acción local llegó a balón parado (remató desviado Bernardo) y algún disparo desde fuera del área que no inquietó a Roberto. La cruz para los de Pacheta fue sin embargo que tampoco lograron incomodar nada a Juan Carlos. Un remate de Roque Mesa muy centrado y poco más. Ninguno de los dos equipos asumió ningún riesgo y ninguno cometió ningún error de bulto. Cero a cero al descanso, con deberes para los técnicos: darle una vuelta al once para sacar algo más que un punto de Montilivi.
E hizo un cambio el Valladolid, entró Queirós por Javi Sánchez, pero sobre todo cambió la actitud. Apretó más arriba, fue más intenso y robó mucho más cerca del área contraria, lo que le brindó varias acciones de peligro en pocos minutos. Pero, cosas del fútbol, el gol llegó por parte del Girona. Un penalti más que dudoso, y que tuvo su intrahistoria: Bustos tenía el balón en sus manos y se disponía a lanzarlo, cuando fue sustituido por Stuani. Monumental enfado del primero, que Stuani trató de minimizar con un abrazo tras el gol. Terrats, después de una combinación entre Borja y Stuani, pudo marcar el segundo.
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El gol sentó bien al Girona, que siempre con Borja como eje hilvanó mejor en ataque. Le pasaron rápidos los minutos a un Valladolid incapaz de generar peligro, pese a la entrada de Sergio León, Toni Villa y el ecuatoriano Gonzalo Plata (en el minuto 69). Las fuerzas, del lado catalán, cada vez estaban más justas.
La retahíla de cambios en ataque de los vallisoletanos, además de los pocos minutos para acabar el choque, metieron al Girona atrás, pero sin que recibieran acciones claras de gol. Sí rondó el Valladolid la meta de Juan Carlos, pero casi no lo puso a prueba.
Con su ingreso a la variante en el 69, Plata se convirtió en el tercer futbolista ecuatoriano en jugar un partido oficial con el equipo pucela y el cuarto considerando diferentes categorías. Antes lo hicieron en el campeonato de LaLiga (primera división española) Jaime Iván Kaviedes y Stiven Plaza. En divisiones formativas jugó Alan Perlaza. (D)