Quienes piensen que el fútbol no tiene lógica están obligados a creer que la selección española ganó el Mundial de Sudáfrica 2010 por obra y gracia de las predicciones del pulpo Paúl, que con sus movimientos lentos y torpes partido a partido enrumbaba el destino de los españoles. Muchos creyeron que eso les permitió temporizar el futuro. Por ende creerán que también la muerte del famoso pulpo en octubre de 2010, en su estanque del acuario Sea Life, en Alemania, no ha permitido que la Roja disfrute de una nueva copa desde ese entonces.
Francia se cita con Argentina por el tri
Ni siquiera el modelo matemático de la universidad inglesa de Oxford, que con base en estadísticas y utilizando el big data, la esencia inequívoca de las matemáticas, determinó el cuadro de probabilidades de la máxima competencia mundialista de Qatar 2022. A partir de las selecciones clasificadas para octavos, este modelo estadístico creado por Joshua Bull diseñó un cuadro en que comparecían como finalistas Bélgica y Brasil, esta última como ganadora. Como se pueden dar cuenta a estas alturas quienes la diseñaron, fracasaron rotundamente. Hoy Argentina y Francia disfrutan de este partido histórico.
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El fútbol es así. Es capaz de desairar esos postulados que siempre le revistieron, porque su magia puede entrar en la dinámica de lo inesperado. El repetir tantas veces que “el fútbol no tiene lógica” generó una rebeldía de los mediocres. Ha sido celebrado por aquellos que creen que el balompié tiene una mística encubierta capaz de crear el mundo de las sorpresas. Si no existiera lógica en el fútbol, no sería el rey de los deportes. Cuando no hay lógica, ahí sobresale la desgastada frase “así es el fútbol”. Muchos creen en ese principio cuando recuerdan el Maracanazo de 1950. Y no es así, porque Uruguay no solo ganó por su casta, sino por su juego. No fue la gran sorpresa. Quienes afirman aquello no conocen los antecedentes de que los uruguayos pudieran con la máquina goleadora que era Brasil y le ganaron 2-1 en la final. Fue el resultado de un nivel competitivo mostrado en esa definición. Uruguay, antes de ese triunfo histórico, mostraba tres estrellas bordadas en su camiseta celeste por las olimpiadas de 1924 y 1928 y el campeonato mundial de 1930. Además, los charrúas habían sido, antes del Mundial de 1950, campeones de la Copa América ocho veces. ¿De qué hablan los que califican de sorpresiva la épica jornada del Maracanazo? Bien dijo el exseleccionado italiano Giacinto Facchetti: “El fútbol es lógico, porque gana el que mejor juega”. Y lo declaró después de perder la final de México 1970 ante la poderosa Brasil.
Crónica de una eliminación frustrante
Esa frase es la prueba de que en el maravilloso mundo del balompié, desde mi punto de vista, los triunfos llegan con la preparación, la implementación, el profesionalismo, el temple, el carácter y las condiciones deportivas, como han llegado Francia y Argentina a la gran final de Qatar, confirmando el principio de que el fútbol está lleno de lógica.
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El caso de Qatar 2022
Francia y Argentina garantizan el fútbol que nos gusta, aquel que reúne en su expresión la conjunción entre la vigencia del individualismo virtuoso y el procedimiento complejo de tácticas del juego sistemático y organizado. A estas alturas bien cabe mencionar que el avance del balompié no llegará de la mano las nuevas tácticas, sino de la buena implementación de las existentes y también del resultado de una buena preparación física y la riqueza técnica de los jugadores.
Quienes no respetaron esos principios estuvieron destinados a quedarse sin reservas en el camino. Todos nos imaginamos que España, con su arrollador triunfo al inicio del torneo ya le daba la etiqueta de favorita, y no fue así. Su fútbol controlador de la posesión no la hizo dominar ni el tiempo y peor el resultado, por eso terminó eliminada sin pena ni gloria. O como Brasil, que fracasó por la soberbia que muestra su fútbol, que consideró que recordar sus raíces del jogo bonito era suficiente y se olvidó de que una táctica conservadora lo haría sostener el resultado faltando tan poco para clasificar.
Argentina ha sido también una muestra de carácter. Después de perder en el debut, recompuso su mentalidad ganadora, gracias a un técnico como Lionel Scaloni, que ha sabido explotar la energía singular nacida del potrero, mezclándola con una cultura táctica aprendida a través de reveses de tantos años, cuando estaban convencidos de que la riqueza individual era suficiente. Hoy hemos observado cómo el cuerpo técnico ha diseñado un equipo de fútbol fuerte colectivamente desde lo táctico. Además, tienen a un Messi maduro y bien acompañado por jugadores ricos en técnica que le han facilitado su privilegiada y exquisita virtuosidad.
Insólito: de una ciudad a dieciséis
La poderosa Francia ha demostrado que tiene una verdadera plantilla de fútbol. No es cosa menor que el entrenador francés tuvo que superar las ausencias de varios jugadores estelares como N’Golo Kanté, Paul Pogba, Presnel Kimpembe, Christopher Nkunku y el ganador del Balón de Oro Karin Benzema, más los lesionados y enfermos durante el Mundial. Con esta novedad desalentadora, Francia ha sido una selección poderosa. Jugó, hasta el momento, el mejor partido del Mundial contra Inglaterra, a la que derrotó por 2-1, y luego mostró otra característica contra Marruecos: luego de conquistar tempranamente el primer gol, reconoció que el rival de a poco tendría que dejar su estricta estructura defensiva, y así fue como aprovechó los espacios y confirmó merecidamente el resultado.
Francia es un digno finalista. Ha podido demostrar que su organización táctica tiene una dimensión estática y otra dinámica, desde la ubicación en cancha, y la óptima aplicación de los espacios que posee su aprovechado esquema. Mas, también la vimos contra Marruecos, cuando pasó la prueba defensiva con buenas calificaciones.
Posiblemente el duelo entre Lionel Messi y Kylian Mbappé se lleve todos los reflectores. Cada uno por sus propios intereses: el del argentino, con sus años más cerca del retiro, listo para alzar la copa que le falta, la que le ha sido esquiva en cuatro oportunidades anteriores, y el del francés, de levantarla por segunda vez en forma consecutiva, en plena flor de la juventud, en su anunciado propósito de superar al mítico Pelé en acumular más copas del mundo. Además, Messi y Mbappé disputan quién puede ser considerado el mejor jugador del Mundial. Al margen de estos logros personales, como selecciones, tanto Argentina como Francia disputan por conseguir el tricampeonato mundial. Y no es menor decir que si gana Argentina recupera para Sudamérica el cetro después de veinte años, pues Brasil lo ganó en Japón-Corea del Sur 2002.
Será el cuarto enfrentamiento en mundiales entre las dos selecciones. En Uruguay 1930, en el partido de grupos Argentina ganó 1-0 a Francia. En Argentina 1978, también venció la Albiceleste 2-1 en zona de grupos. La última fue en Rusia 2018, cuando los franceses ganaron 4-3 en octavos de final. La confrontación de este domingo 18 de diciembre es por el título de campeón mundial, en un duelo esperado. Dos escuelas de buen juego que ofrecen un fútbol táctico y técnico. La definición de Qatar 2022 confirma que el fútbol tiene lógica: llegaron los más preparados. El favoritismo está equilibrado, un buen síntoma para el balompié hecho arte en su máxima expresión. (O)