En la temporada 2008-2009, la FIFA decidió crear el Premio Puskás para ser asignado al autor del mejor gol anotado durante la temporada de fútbol profesional. La presea es un homenaje a uno de los más grandes jugadores de la historia del balompié mundial: el hispanohúngaro Ferenc Puskás, integrante de las selecciones de Hungría y España y de los clubes Honved y Real Madrid.

Con este último club ganó tres copas de Europa, una Intercontinental y cinco ligas españolas y por cuatro oportunidades fue el goleador de ese torneo.

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Fue cuatro veces el máximo artillero del torneo de Hungría y ganó cinco ligas húngaras. Apodado Cañoncito Pum debido a su fuerte disparo de zurda y a sus goles, fue elegido en 1995 como el máximo goleador de la primera división del siglo XX por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS).

La FIFA lo declaró en 2004 el máximo artillero del siglo XX. Oficialmente marcó 802 goles en 792 partidos. Ocupó el sexto lugar en el ranking del mejor futbolista del siglo, publicado por la IFFHS en 2004. La Gran enciclopedia del fútbol, de Océano, lo incluye en el tomo titulado Los inmortales, junto con Alfredo Di Stefano, Pelé, Maradona, Garrincha, Johan Cruyff, Bobby Charlton y otros grandes de todos los tiempos, entre ellos nuestro Alberto Spencer.

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Argentinos, uruguayos, brasileños y un ecuatoriano, Alberto Spencer (foto), integran el once ideal de todos los tiempos de la Copa Libertadores. En choque contra Rogelio Domínguez, portero de Nacional de Montevideo (Uruguay). Foto: Archivo

La historia de Alberto Spencer empieza en 1954 cuando debuta en un torneo amistoso en Milagro, con la divisa del Everest guayaquileño. En 1955 ya era titular en una delantera en la que alineaban Pedro Gando —también debutante—, Gerardo Layedra, Aníbal Marañón, Isidro Matute y Eduardo Bomba Atómica Guzmán.

Su velocidad, manejo del balón y su facilidad para elevarse en busca del cabezazo fueron haciéndolo famoso, hasta aquel inolvidable episodio del primer gol en la historia del estadio Modelo y su golazo, con sombrero incluido, al gran zaguero uruguayo William Martínez en la inauguración del escenario que hoy lleva su nombre.

En ese torneo con Huracán de Buenos Aires, Peñarol de Montevideo, Barcelona y Emelec provocó el interés de Peñarol, que hizo el mejor negocio de su larga vida: logró fichar a uno de los mejores delanteros del balompié universal por apenas $ 10.000.

Alberto Spencer convirtió cuatro goles en el primer partido de la Copa Libertadores en 1960. El ecuatoriano es el máximo goleador del torneo con un total de 54 goles en 88 juegos disputados. Foto: Archivo

Alberto Spencer cambió la historia del fútbol uruguayo desde la primera vez que pisó el césped montevideano. Deslumbró por su velocidad, su facilidad para llegar al gol, por su vuelo para alcanzar el balón y ponerlo de cabeza en un ángulo, su regate impresionante y su eficacia para el remate y el gol. Hombre récord por donde se lo mire, Alberto Spencer es el máximo goleador en la historia de la Copa Libertadores con 54 tantos, 48 de ellos con Peñarol y seis con Barcelona de Guayaquil, y segundo de la Copa Intercontinental (con seis tantos, a uno de Pelé).

Fue cuatro veces el máximo goleador del campeonato uruguayo, en los años 1961, 1962, 1967 y 1968, consumando un total de 326 anotaciones. “Fue una figura extraordinaria que llenó una época, mostrando una capacidad impresionante para definir. Sus duelos frente a los arqueros rivales terminaban con su triunfo y la pelota iba a parar a la red. Un jugador que daba esa situación de gol reservada para unos pocos elegidos y que hacía levantar a los hinchas para celebrar la mayor emoción del fútbol”, dice en Memorias de la pelota el gran periodista uruguayo Alfredo Etchandy.

Se consagró campeón uruguayo en ocho oportunidades, campeón de la Libertadores en tres ocasiones (1960, 1961 y 1966) y campeón de la Intercontinental en dos (1961 y 1966). Se caracterizó por marcar goles claves y decisivos en todas las competencias.

En la primera Libertadores hizo los dos tantos de la tercera semifinal ante San Lorenzo y el único en la primera final contra Olimpia. Al siguiente año colaboró con dos en la goleada a Universitario por los cuartos de final, y nuevamente marcó en el partido decisivo de ida, esta vez ante el Palmeiras.

Y en 1966 también fue determinante anotando, entre otros partidos, en la histórica final ante River Plate en Santiago de Chile. La Intercontinental también lo tuvo como protagonista, ya que le marcó dos goles al Benfica en la paliza por 5-0 y tres de los cuatro tantos al Real Madrid en 1966. Spencer hizo en total 446 goles, 326 de ellos con Peñarol.

Pablo Forlán, gran defensa uruguayo que jugó en el Peñarol de Spencer y enfrentó a Pelé en los primeros años de la Libertadores, repasó diferentes anécdotas con O Rei y recordó: “Un día nos encontramos en un hotel, tomamos un café y comenzamos a charlar. Le dije que hacía cualquier cosa, cualquier tipo de goles, de chilena, de cabeza. Pero cuando le dije ‘de cabeza’, él me dijo: ‘No, hubo uno mejor que yo en ese aspecto. Alberto Spencer fue mejor que yo’”.

“Pelé me explicó que era potente, que dentro de lo posible hacía el doble ritmo para poder cabecear. Pelé subía con el doble ritmo y sus pies quedaban en tu cintura. Pero me dijo que Alberto no precisaba hacer el doble ritmo, venía la pelota y Alberto saltaba y tocaba el techo sin necesidad de hacer el doble ritmo, me decía Pelé. Y era verdad, Alberto era impresionante cómo saltaba”, subrayó el charrúa, padre de Diego Forlán.

En 1962, Pelé, del Santos, se impuso ante el Peñarol de Alberto Spencer (d) en la final de la Copa Libertadores de América.

EL UNIVERSO, el 3 de enero de 2023, anotó: “Ningún futbolista nacido ecuatoriano que haya sido contemporáneo de Diego Maradona fue comparado, por sus condiciones técnicas, con el crack argentino. Tampoco un jugador tricolor de la actualidad ha sido equiparado con Lionel Messi, el astro albiceleste quien con 35 años de edad sigue vigente como el mejor futbolista del planeta. En sus respectivos momentos no ocurrió aquello con Álex Aguinaga ni con Antonio Valencia, quien cerró su carrera en Europa como marcador de punta”. Para muchos reputados analistas universales del fútbol, Alberto Spencer es comparado con Pelé por su talento goleador.

El 1 de agosto de 2023, la familia del gran jugador ecuatoriano que alcanzó la más alta dimensión universal entregó una carta al presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, en la que solicitaba que este organismo cree el trofeo Alberto Spencer para ser otorgado al goleador de la Copa Libertadores de América cada año, considerando que nuestro compatriota, desde hacía 51 años hasta la fecha de la carta, ostentaba el inalcanzable récord de 54 goles anotados en el torneo, aparte del ejemplo de caballerosidad en las canchas y fuera de ellas que dejó sembrado para provecho de las generaciones que lo sucedieron.

Hasta hoy, Domínguez y la Conmebol no han emitido una sola palabra sobre tan justo pedido. La Federación Ecuatoriana de Fútbol, tan lisonjera y subalterna con el presidente de la Conmebol, no ha expresado la menor solidaridad para la solicitud de los familiares de Spencer en un acto reprochable de insensibilidad hacia una gloria indiscutida del deporte ecuatoriano. ¿Hará falta un pedido del Gobierno ecuatoriano? (O)