El patanesco zaguero alemán Antonio Rudiger salta y pisa intencionalmente el estómago del magnífico lateral inglés Myles Lewis-Skelly, del Arsenal, que, obviamente, se retuerce. Es roja directa, rojísima, pero el severo árbitro Letexier le aplica tarjeta amarillita, casi lo palmea pidiéndole disculpas. Rudiger es protagonista de otras acciones superagresivas, reñidas con el juego limpio (hasta con el sucio…). Pero hay que cuidar la crítica porque él juega en el club del señorío, el de Pepe, Sergio Ramos, Carvajal (los dos Carvajales, el portugués también), Xabi Alonso, Casemiro, ahora Asencio, antes Michel Salgado, Hierro y tantos del pasado.