Con todos los estilos se gana, con todos los jugadores no. Y todos los estilos son válidos dentro del reglamento. Sin trampas, un técnico puede parapetarse con once efectivos en torno a su arco si le parece adecuado para obtener un resultado. Debe respetarse. De ahí a vanagloriarse de esa táctica es otra canción. No todos son Pep Guardiola, que domina y ataca los noventa minutos buscando el triunfo de ese modo, agradando e intentando conseguir el objetivo con la mayor cantidad de goles posible. Pero el éxito tiene rostros diversos. Otros técnicos han conseguido proezas con métodos menos espectaculares. En estas horas hay dos ejemplos notables de ello.

Con un fútbol más modesto desde la propuesta, menos vistoso y sin tanta pretensión estética, con muchos menos títulos logrados o incluso sin vueltas olímpicas, lo del Cholo Simeone en el Atlético de Madrid es histórico. Acaba de arrebatarle el segundo puesto en la liga española al Real Madrid, que tiene una dotación de estrellas, y clasificó por undécima vez consecutiva a la Liga de Campeones de Europa, lo que garantiza a su numerosa hinchada estar siempre en el escenario mayor. Solo siete equipos han disputado la Champions League en las diez últimas temporadas. El Aleti es uno de ellos, junto a Manchester City, Real Madrid, Barcelona, París Saint Germain, Bayern Múnich y Juventus. El equipo Colchonero ha obtenido ingresos por 650 millones de euros en Champions en la última década gracias a los inestimables servicios del Cholo, que cambió la mentalidad de jugadores, hinchas y directivos madrileños.

Todo comenzó el 27 de diciembre de 2011. Ese día Simeone fue presentado como entrenador luego del despido de Gregorio Manzano por malos resultados. Ya coqueteaba con el descenso el Atlético y, lo que es peor, se había acostumbrado a perder. En esa, su primera rueda de prensa, Diego afirmó: “Quiero un equipo agresivo, fuerte, aguerrido, contragolpeador y veloz. Eso que nos enamoró siempre a los atléticos. Vamos en busca de lo que fue nuestra historia”. Toda una declaración de principios. La cumplió a cabalidad. Ha conseguido al ciento por ciento todos los objetivos, aderezados con 2 Ligas, 1 Copa del Rey, 2 Europa League, dos finales de Champions, 1 Supercopa de España y 2 de Europa. Haberle peleado los títulos al Madrid y al Barça. Y el haberse situado como un grande a escala planetaria. Aquel 24 de mayo de 2014 estuvo a 30 segundos de la gloria máxima cuando ganaba 1 a 0 sobre el Real Madrid en la final de Champions. Pero el gol de Sergio Ramos a los 93′ le hizo pedazos el sueño. Ese gol demolió anímicamente a los atléticos y en el tiempo extra el Madrid lo demolió por 4 a 1.

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“Gran técnico, gran trabajador, gran líder. Si hubiese sido entrenador hace dos décadas o tres hubiese hecho historia mundial, pero en el fútbol ofensivo de hoy sus planteamientos le alcanzan para ser competitivo, mas no ganador. Es de los que aún atraviesa el bus delante de la portería”, nos dice el amigo colombiano Ricardo Rozo. Certero análisis. Que no le quita mérito. De ser el club de las eternas desgracias a convertirlo en ícono de lucha, de triunfo y de carácter. Una gesta que la historia conservará en sitial de oro. Hay que escarbar mucho para encontrar en un técnico otra epopeya como la del Cholo. No es apenas ganar títulos, es torcer un destino. Su gesta convenció a los dirigentes de lanzarse al nuevo y fantástico estadio Metropolitano. Es el Ferguson colchonero. Nadie dirigió más que él allí. Les devolvió la grandeza y por ello entró en la leyenda rojiblanca.

La otra hazaña lograda desde el banco es la Eddie Howe, el joven y fantástico estratega inglés de 45 años que ha abierto las ventanas del Newcastle United para que entren la luz, el sol y el aire en los pulmones y en el alma de los fans de las Urracas, el club de Jackie Milburn, el tío más famoso de Bobby Charlton, de entre sus varios tíos futbolistas. Y pese a que aún no han ganado nada, es quizás uno de los momentos más felices del club blanquinegro en sus 130 años de vida. Después de muchos años oscuros -y dos descensos- el equipo del nordeste de Inglaterra marcha tercero en la Premier League y clasificó a la Champions luego de veinte años. Toda la ciudad está tocando el cielo.

Pero hay que recapitular. El jueves 7 de octubre de 2021 se hizo oficial la compra del club de parte del Fondo Soberano de Inversión de Arabia Saudí por el 80 % de sus acciones, a un valor de 300 millones de euros, con el objetivo de llevarlo a la cima del fútbol en Inglaterra y Europa. Un regalo. Hace justo un año el Chelsea fue vendido a empresarios norteamericanos en 5.312 millones de dólares. Y hay en estos momentos una oferta firme por el Manchester United de 6.000 millones de euros.

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Dado que se considera al príncipe saudita Mohamed bin Salmán el hombre más rico del mundo, se pensó que el Newcastle saldría a comprarse el universo fútbol. Fue todo al revés. En Newcastle se ha movido con insospechada cautela. Sobre todo porque el equipo marchaba último en la tabla y todos le auguraban un descenso seguro. La primera medida fue contratar a Eddie Howe, quien estaba desocupado. Eddie cobró prestigio por una hazaña quizás única en la historia: llevó al Bournemouth de la Cuarta División a la Primera. Con un agregado: por problemas económicos, el club había sido sancionado con 17 puntos de descuento y prohibido de contratar jugadores. Parecía condenado a la 5.ª. No obstante, primero lo salvó de un nuevo descenso, luego lo condujo por una escalera hasta la cima.

Howe tomó al Newcastle con apenas 5 puntos en 11 partidos jugados en la temporada 2021-2022. Naufragaba en el fondo de la tabla, junto al Norwich, el Burnley y el Watford. Estos tres descendieron, el Newcastle se salvó cómodamente reuniendo 49 puntos. Eddie es una mezcla de Simeone con Jürgen Klopp. Sin figuras, armó un equipo bien trabajado, competitivo, que destaca por su intensidad en el campo y al que es muy difícil hacerle goles. El campeón, Manchester City, con la valla menos vencida, recibió 31 goles, el Newcastle 32. En enero de 2022, el conjunto ya mostraba mejoras, y apenas abrió el mercado de invierno hizo algunos fichajes para fortalecer la esquelética nómina. Desembolsaron 102 millones de euros, según Transfermarkt, para traer a Bruno Guimaraes (42 M€), Chris Wood (30 M€), Dan Burn (15 M€), Kieran Trippier (14 M€) y Matt Target (cedido). Todos ellos ayudaron a redondear un gran 2022, salvando la categoría y sentando las bases para otro objetivo mayor. Que acaba de cumplirse.

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Ya desahogados y confiados en el proyecto Howe, los directivos apelaron a una chequera más generosa: para este curso lograron el pase del notable delantero noruego Alexander Isak (70 M€ ex Real Sociedad), y el excelente volante ofensivo Anthony Gordon, del Everton (45,6 M€). Y el equipo tomó vuelo. Ya estaban el excelente atacante paraguayo Micky Almirón y el brasileño Joelinton, una topadora. Ahora le han prometido a Eddie darle un par de refuerzos más para definitivamente pelear el título en Inglaterra y dar guerra en la Champions. No hay un problema de dinero, sino de fair play financiero. Deben ajustarse a los ingresos. Pero con lo que ya hay Eddie Howe está seguro de hacer mucho ruido. (O)