Heung-min Son, el más célebre futbolista coreano de la era moderna (no olvidamos a Cha Bum-kun, notable goleador que fue ídolo en Alemania en los ’80) acaba de llegar a la MLS. Tras diez temporadas y 173 goles en el Tottenham, Son pasó a Los Angeles FC en U$S 26,5 millones. Una magnífica incorporación no sólo para el club sino para la misma MLS, pues el capitán de Corea del Sur está con frescos 33 años y luce físicamente impecable. Ya marcó su primer gol el domingo anterior, con un espectacular tiro libre, al FC Dallas. Está para seguir como figura en cualquier club de la Premier League, sin embargo, fue seducido por la liga estadounidense.

“Pero esa liga es un cementerio”, nos dice una y otra vez un amigo peruano. Sin embargo, lo vemos muy vivo a Son. Como lo vemos muy vivo a Messi, quien celebró el pase del Inter Miami a la final de la Leagues Cup igual que en cualquier triunfo del Mundial. A sus 38 años, el jugador con más títulos de la historia festejó con una euforia casi descontrolada en el soccer norteamericano. No se celebra así en ningún cementerio.

No, definitivamente no es un asilo de ancianos sino un medio en franco crecimiento. La dirección de la liga ha marcado una nueva tendencia y ya no es una jubilación de privilegio para viejas glorias. Se ha establecido una norma de fichajes de elementos Sub-23 para que lleguen talentos que potencien el juego, no sólo como imán para el público. Y en esa línea hay dos prodigios que sobresalen: Thiago Almada, ya un crack en la Selección Argentina y actualmente en el Atlético de Madrid, y el paraguayo Diego Gómez, hoy en el Brighton inglés, autor del sensacional gol con que Paraguay derrotó a Brasil en la Eliminatoria. El promedio de edad de toda la competición es de 26,1 años. La idea es dar mucho énfasis a las propias formativas y también fichar jóvenes promesas, sobre todo de América Latina, que den energía al fútbol norteamericano, aderezadas con algún nombre fuerte que genere atracción, como el caso de Heung-min Son, o el de Thomas Müller, recién desembarcado en el Vancouver Whitecaps. A nivel más deportivo que de cartel, hay que agregar la llegada de Rodrigo De Paul, campeón de América y del mundo vigente, fichado por el Inter Miami a pedido de Messi.

No hay más estrellas en la MLS porque no hay estrellas en el mundo. Alemania aún no sale de su asombro por los € 90 millones que pagó el Newcastle por Nick Woltemade, un correcto delantero del Stuttgart que marcó 17 goles. “Al jugador Woltemade se le puede desear que disfrute de su nuevo salario millonario. Al VfB Stuttgart, la elevada suma de traspaso, por supuesto. Han jugado bien sus cartas. Pero 90 millones por un delantero que apenas ha tenido una buena temporada... eso demuestra lo enfermo que se ha vuelto el fútbol”, escribió Alfred Draxler en el Bild. No es eso, está sano, es que sobra el dinero, sobran los mercados y no hay fenómenos. Los pocos que hay se reparten por todas partes. Hasta el fútbol de Ucrania, en medio de la guerra, no para de fichar. El Liverpool acaba de sumar a Hugo Ekitike en € 95 millones. Increíble. El mismo que causaba risas en el PSG en la temporada 2022-2023. Parecía un intruso metido en un campo de fútbol. Al punto de que Jean-Pierre Caillot, presidente del Stade Reims, tuvo que salir a declarar: “No tengo la impresión de haber estafado al Paris Saint-Germain”. Es lo que hay en el fútbol actual.

La MLS no para de crecer. Conducida con mano maestra desde 1999 por Don Garber, ex director general de la NFL (el fútbol americano), anunció esta semana que ha marcado un récord en fichajes: U$S 336 para esta temporada 2025. Superó por casi el doble las compras de 2024, con U$S 188 millones gastados. La británica Opta, empresa de análisis número uno del mundo, dio hace unos días el ránking de las ligas más fuertes del mundo y su tabla es: 1) Inglaterra, 2) Italia, 3) España, 4) Alemania, 5) Francia. Luego, en lo que más nos interesa, 9) Brasil, 11) Argentina y 12) MLS. Sin embargo, en movimiento económico, la MLS es la primera en toda América, superando a Brasil. Y a nivel mundial aventaja incluso a Francia.

El fenómeno Messi ha disparado el negocio, desde luego, aunque no es sólo eso. “El mundo está patas arriba, pero el deporte en general en Estados Unidos va bien encaminado. La razón: es un negocio y, en consecuencia, se cuidan los detalles -dice Luis Sánchez, peruano radicado hace décadas en el Gran País del Norte, columnista del diario Las Américas y el Nuevo Herald-. No hay broncas entre las barras, al violento lo aíslan como a un virus y entonces los recursos se dirigen a mejorar el producto. Hay aplicación, se corrigen los errores y cada vez se apunta más alto, como lo demuestran los recursos invertidos. Es un negocio tratado con pasión, inteligencia y poco a poco salen los resultados. Puedo decir que el nivel de Leagues Cup o del Inter Miami es de Copa Libertadores. Y a veces más alto”.

Johani Carolina Ponce, colega venezolana, opina en la misma dirección: “Es una liga subestimada completamente, muy competitiva, muy física y el factor Messi ha sido un punto de quiebre para enriquecerla en todo sentido. Desde la audiencia hasta el mercadeo. Cuenta con grandes jugadores y seguirá creciendo. Vivo aquí desde que inició en 1995 y la evolución ha sido exponencial. Su mayor rival son los deportes fuertes en EE.UU., el fútbol americano y la NBA. Creo que el Mundial le dará el empuje que necesita para consolidarse aún más”.

Eduardo Biscayart, periodista argentino de Foxs Sports y Telemundo con asiento en Miami, es bastante más cauto. “Está mejorando, en un futuro sí creo que la liga va a ser cada vez mejor. Por ahora, salvo aquellos que juegan en estadios de NFL, son locales en recintos que no superan los 30.000 lugares, aunque cada uno tiene su propio estadio, esto era un requisito de la MLS para los dueños de clubes y sí se ha logrado”.

En España, leyendo los comentarios de lectores de AS y Marca, son absolutamente despectivos con la MLS. “Juegan panaderos”, dicen. O “el portero al que Messi le hizo los goles aquí no tapa ni en Tercera”. Sin embargo, era Gallese, el magnífico arquero peruano, titular de su selección desde hace diez años. La Liga Española tampoco puede alardear. Sacando Barcelona y Real Madrid, más un regular como el Atleti, está llena de Getafes, Rayos, Almerías, Oviedos, Gironas... “No sé nada de la MLS, pero ayer vi Elche-Levante y no creo que sea superior a un Charlotte-Columbus Crew”, remata Diego Torres, prestigioso periodista del diario El País, de Madrid.

En la Leagues Cup, disputada íntegramente en Estados Unidos con 16 equipos mexicanos y 16 americanos, estos han prevalecido de manera contundente. Los cuatro semifinalistas fueron Los Angeles Galaxi, Orlando City, Seattle Sounders e Inter Miami.

Esta noche será la final de la Leagues Cup entre el Seattle Sounders y el Inter Miami de Messi. Seguramente 72.000 personas abarrotarán el Lumen Field, de Seattle, asistencias que se van haciendo familiares en este fútbol cada vez más visible. El Seattle, que hace exactamente un mes apabulló al Cruz Azul por 7 a 0, es amplio favorito. Por ser local y por su excelente funcionamiento. En el Mundial de Clubes cayó ante el PSG 2 a 0, pero dejando una óptima impresión. Veremos si Messi logra frotar una vez más su lámpara. (O)

Electrocables Barraza
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