Nuestra ciudad fue la puerta por donde entraron todos los deportes modernos a partir de 1899 con la fundación del Club Sport Guayaquil. La llegada de Manuel Seminario en 1907 dio al deporte guayaquileño un impulso formidable. Fue él quien borró las barreras económicas poniendo dinero de su peculio para comprar los caros equipos que se importaban y donarlos a los clubes que él mismo hizo fundar. El deporte se popularizó con la participación del CS Guayaquil, Asociación de Empleados, Patria, Libertador Bolívar (con oficiales y tripulantes del buque del mismo nombre), el Vicente Rocafuerte (con estudiantes del plantel), Nacional, Unión, Santiago y otros más.

‘Fuga’ y ‘robo’ de talentos: ‘Había una vez’ cuando a Barcelona SC y Emelec era imposible hacerles aquello

Los campos deportivos de la ciudad -rústicas canchitas habilitadas por los propios deportistas en el antiguo hipódromo inaugurado en el barrio del Astillero en 1888, el parque Chile y la Plaza de la Victoria- se llenaban de practicantes. La natación nació en el estero Salado, el ciclismo en el anillo interior del antiguo hipódromo y el velerismo y remo en el río Guayas. Miles de jóvenes guayaquileños se incorporaban cada día a las filas del deporte.

Fuga de talentos, jugadores prefieren probar suerte fuera de Guayaquil y descuidos dirigenciales

La década de los años 20 fue muy fructífera. Bajo la inspiración de Seminario se fundó la Federación Deportiva Guayaquil, en 1922. Dos años más tarde se llamó hasta hoy Federación Deportiva del Guayas, cuyo ejemplo asociativo prendió en todo el país. Esta Federación hizo posible la concurrencia de tres atletas, entre ellos el porteño Alberto Jurado González, a los Juegos Olímpicos de París 1924. Manuel Seminario logró en 1925 que Fedeguayas sea aceptada como miembro de la FIFA y de la Federación Internacional de Tenis. En 1925 Seminario fue el gestor de la fundación de la Federación Deportiva Nacional del Ecuador, a la que Fedeguayas cedió sus afiliaciones internacionales.

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Mi encuentro con la historia, hace 60 años

La trascendencia internacional del deporte ecuatoriano empezó con la asombrosa victoria de Los Cuatro Mosqueteros del Guayas en el Sudamericano de Lima en 1938. El cuarteto de los jóvenes guayaquileños, nadando solo en estilo libre, derrotó a equipos completos y dio a nuestro país la primera victoria internacional. Un libro necesitaríamos para relatar los grandes triunfos del tenista Pancho Segura Cano -campeón nacional, bolivariano, sudamericano y mundial-; de Luis Alcívar Elizalde, primer recordista sudamericano de la historia al destronar en 1939, en Buenos Aires, la plusmarca de 100 metros libre del campeón olímpico Alberto Zorrilla; el oro, con récord, de los nadadores Héctor Guerrero de Lucca, Ricardo Planas, Alejandro Sangster y Mario Acevedo en 4x200 libre en el sudamericano de 1941 en Chile.

En 1942 el púgil César Salazar Navas, de Liga Deportiva Estudiantil (LDE), fue campeón latinoamericano peso mosca. Imposible dejar de citar a Abel Gilbert, campeón y recordista sudamericano en 1949 en Montevideo; a Jacinta Sandiford, medalla de oro en salto alto en los Panamericanos 1951 y a Jorge Delgado Panchana, bicampeón panamericano en 1971 y 1975, y doble finalista olímpico en 1972 y 1976; a Miguel Olvera y Eduardo Zuleta, monarcas de Sudamérica en tenis en 1962; a Olvera y Francisco Guzmán eliminando a Estados Unidos en la Copa Davis en 1967, a Mariuxi Febres-Cordero y sus cinco títulos sudamericanos en 1976, y a Andrés Gómez, campeón de Roland Garros en 1990.

Formidables temas sobre la grandeza de Guayaquil deportivo que el tiempo borrará de la memoria colectiva en estas épocas en que el deporte hace rato se murió en nuestra ciudad. Fedeguayas cumplió su centenario de fundación entre copas de fino champán. No quedó nada que eternice una historia tan brillante. La realidad indica que el centenario debió celebrarse en una sala de velaciones. Guayaquil fundó e hizo desarrollar el fútbol en el país. Alfonso Suárez Rizzo, Marino Alcívar, Ernesto Cevallos, Eloy Ronquillo, Jorge Chompi Henriques y Enrique Moscovita Álvarez brillaron en los sudamericanos y fueron contratados por equipos extranjeros. Guayaquil creó los torneos federativos, intercolegiales, las ligas de novatos, colmenas productoras de grandes figuras.

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En nuestra ciudad nació el profesionalismo en el fútbol en 1950. Todos los muchachos guayaquileños querían jugar en Barcelona y Emelec, los clubes más populares. Si no alcanzaban ese honor quedaban Norteamérica, Panamá, Chacarita Juniors, Unión Deportiva Valdez, Liga Deportiva Universitaria de Guayaquil, Everest, Patria, 9 de Octubre, Español y Aduana. Todos con divisiones menores. Se jugaba también el torneo de reservas y la división de Ascenso. De Huracán, LDE, Uruguay, Chile, Caupolicán, Manta en los campeonatos de Fedeguayas salían verdaderos astros.

Las canchas de las ligas de novatos como Juan Díaz Salem, Novatos del Norte, Unión Deportiva Guayaquil, Liga Deportiva Independiente, Liga Norero, y muchas más eran visitadas sábados y domingos por los buscadores de cracks juveniles. El Panamá fundó la Escuela de Cadetes en 1940. Fue la cuna donde nacieron Jorge y Enrique Cantos, Galo Solís, Enrique Romo, José Pelusa Vargas, Nelson Lara, Manuel Valle y otros que construyeron la idolatría de Barcelona. Cuando esos chicos se fueron al Astillero, Dantón Marriott Elizalde sacó otra camada juvenil en la que estaban Alfredo Bonnard, Gerardo Layedra, Isidro Matute, Marcos Spencer, Galo Pombar, Kléber Villao y los hermanos Garzón.

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Los intercantonales eran un semillero de grandes jugadores. De la selección de Guayaquil pasaron a los mejores equipos Enrique Raymondi, Miguel Cortijo Bustamante y Nelson Áurea en 1958. Unión Deportiva Valdez se formó con valiosos futbolistas nacidos en los torneos de la Liga Cantonal: Honorato Mariscal Gonzabay, Gastón Canilla Navarro, Leonardo Mondragón, Carlos Serrado, Segundo Viteri, Julio Caisaguano, Flavio Nall, Hugo Pardo y Carlos Titán Altamirano. La Liga Cantonal de Santa Elena produjo a Alberto y Marcos Spencer, Enrique Borell, Arturo Clavito Aguilar, Luciano Macías y muchos más.

Hoy ya no existen futbolistas guayaquileños. Desaparecieron los grandes clubes de antaño y solo quedan los tambaleantes Barcelona, Emelec y el Guayaquil City -equipo sin ninguna tradición-. Murieron las ligas cantonales. Diario EL UNIVERSO hizo notar que Barcelona no registra jugadores en la selección sub-20 que irá al Mundial y Emelec tiene dos que este año adquirió al club Orense.

En 1954 se jugó el primer Sudamericano juvenil. En Ecuador estuvieron Santiago Elejalde (Everest), Sixto Suárez (Patria) y quedó fuera por sorteo Pablo Ansaldo (Barcelona), Luciano Macías, Miguel Esteves (Barcelona), Raúl Argüello (Emelec), Pancho Jordán, Enrique Mendoza (Panamá), Gonzalo Salcedo, Clímaco Cañarte (Barcelona), Pancho Campoverde, Miguel Toral y Víctor Quevedo (Norteamérica). Junto a los quiteños Leonardo Palacios, Gonzalo Góngora y Gem Rivadeneira. Todos ellos fueron jugadores destacados en las siguientes temporadas.

De aquel tiempo solo queda la más triste nada. Si sale alguna figura juvenil, se la llevan los clubes ‘compradores’. Murieron los clubes tradicionales de antaño, se acabaron las formativas, las ligas de novatos, los campeonatos intercolegiales y los chicos cambiaron el querido balón por un teléfono ‘inteligente’. Las canchas y las calles están vacías.

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(O)