“Eran ejércitos de atracadores a nuestra caza. Allí había peleas, robos, cargas. Una película de miedo”, contó el aficionado español Alfredo Gómez, quien vivió una noche de terror, al diario madrileño 20minutos. Alfredo no pudo ni festejar la decimocuarta copa ganada por su querido club. Él fue uno de las decenas de miles de hinchas del Real Madrid y el Liverpool, asistentes a la final de la Champions League el sábado 28, víctimas de robos, golpes y, sobre todo, pánico causado por bandas de marginales y delincuentes que habitan el barrio de Saint-Denis, en la periferia de París, donde se encuentra el Stade de France, construido para el Mundial de 1998. Ya de día Saint-Denis genera temor, las caras son hostiles y uno cree de verdad que puede ser asaltado o violentado de alguna manera. Lo que llamamos un barrio pesado.