Debo confesar que la cita que reproduzco en el título la copié hace muchos años de una página web cuyo nombre no anoté. En mi carpeta digital existe la fecha, 10 de marzo de 2012. A casi once años surge la penosa oportunidad de recordarla en dos casos que marcan el 2023 que se inicia: el fin de la relación con Gustavo Alfaro y el aumento de seis a ocho jugadores extranjeros en 16 equipos de la serie A y diez de la B.

En el encabezado de mi columna hablo de hipócritas y cínicos, palabras diferentes con significados opuestos, en cierta medida. Por algún motivo, mucha gente desconoce la diferencia y emplea las dos palabras como si fueran sinónimos, generalmente como si ambas tuvieran el significado de la primera: hipócrita. Ambas pueden servir para caracterizar a un individuo mentiroso o falso, cuya relación con la mentira tiene caracteres muy distintos en el caso hipócrita y en el caso cínico. Para alejarnos de la confusión, veamos las diferencias.

Hipócrita: Que finge cualidades o sentimientos contrarios a los reales. Cínico: Que miente de forma impúdica o que tiene desvergüenza no en la mentira, pero sí en otros actos también deshonrosos.

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Así, tanto un cínico como un hipócrita pueden ser amigos de la falsedad, pero cuando hablamos del hipócrita hacemos hincapié en la ocultación de la propia mentira y en el hecho de que esta se refiere a las cualidades o a los sentimientos del propio individuo, mientras que si hablamos del cínico hacemos hincapié en la falta de vergüenza con la que este miente”.

¿Qué ocurrió con Gustavo Alfaro después de su vergonzosa claudicación ante Senegal en la Copa del Mundo? ¿Pidieron los dirigentes de la Federación Ecuatoriana de Fútbol al técnico argentino explicaciones sobre su error en el planteo táctico, las alineaciones desatinadas de Carlos Gruezo y Alan Franco? ¿La exclusión injustificada -y en cierto modo perversa- de Ángel Mena? ¡El modo temeroso, asustadizo y cobarde con que obró en un partido en el que bastaba empatar para pasar a octavos?

Aquel triste 29 del noviembre de 2022 todo terminó en un sainete al que se llamó rueda de prensa. Alfaro habló de su meditación sobre su futuro, pero no dio ninguna explicación acerca de su miedo al éxito y su condición de reo de las tácticas defensivas. Todo terminó ese día. Nunca hubo conversaciones para la continuidad de Alfaro. Reclamos airados sí hubo por parte del técnico por falta de pago de salarios y premios.

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La liebre saltó no en Ecuador; fue en Argentina. El 14 de diciembre pasado el periodista Martín Liberman reveló que Alfaro estaba molesto con la FEF porque sus dirigentes no habían hablado con él y ya le estaban buscando reemplazante. Y hubo más: “Alfaro está muy disgustado con la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Nadie lo llamó, nadie lo contactó, nadie le pagó lo que le debe. Le deben sueldos y premios por haber llegado al Mundial. Llegó al Mundial con una deuda importante por parte de la Federación”, deslizó el periodista en el espacio Marca 90, producido en Ecuador y transmitido por YouTube. “No sé cuánto le deben, pero le deben plata”, añadió.

Liberman agregó: “Me parece, por lo que pude averiguar por ese lado que considera que hay como una lucha de egos. ¿Egas es el señor (que preside la FEF)? Parece que es un señor bastante egocéntrico... Alfaro estaba esperando que lo llamen y le digan: ‘Mire, ¿ya lo pensó? ¿Quiere seguir con nosotros? ¿No quiere seguir?’. Ese llamado no sucedió nunca. Entonces dice: ‘Bueno, por lo menos que suceda el otro (llamado)’, el de ‘queremos cancelarle toda la plata que le debemos’. Tampoco sucedió ese llamado. Ergo. Siento que las cosas están cada vez más cerca de terminarse que de volver a buen puerto. Esto es información, no es suposición”.

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La decisión de Alfaro fue hecha pública por el periodista argentino César Luis Merlo, especialista en el mercado de fichajes a nivel de Latinoamérica, y fue recién casi cuatro horas después que la hermética e inaccesible Ecuafútbol apareció en las redes con un empalagoso, acaramelado y meloso comunicado que empieza así: “Comunicamos al país que, tras algunos meses de conversaciones entre la Federación y el profesor Gustavo Alfaro, las partes han decidido quedar en libertad para evaluar y buscar nuevas opciones en beneficio y desarrollo de sus intereses”. Y sigue: “La FEF se enorgullece, agradece y felicita el gran proceso de eliminatorias para el Mundial Qatar 2022 y la importante participación de nuestros jugadores y Cuerpo Técnico en la recién cita mundialista (…) Los resultados están a la vista y, como Federación, solo tenemos palabras de admiración para nuestros extraordinarios jugadores y el proceso que se logró, y de agradecimiento para Gustavo Alfaro y su equipo”.

Hipocresía y cinismo de la FEF. ¿Fue brillante el proceso Alfaro? Si solo miramos la clasificación a Qatar 2022, tal vez. Nuestra selección brilló con jugadores a los que conocía Jorge Célico, el técnico que condujo a varios de ellos al título Sudamericano sub-20 del 2019 y al tercer lugar del mundo, ese mismo año. Alfaro, cuando llegó en septiembre del 2020, no tenía la más leve idea del balompié ecuatoriano. El papel de Célico condujo a un arranque impresionante en la eliminatoria en la que la Tri tuvo varias fechas el liderato.

Cuando Alfaro dejó de contar con la ayuda de su colega y compatriota, empezamos a trastabillar para terminar clasificando a los tropezones y gracias a la baja futbolística de Chile, Perú y Paraguay. Tan ‘brillante’ fue el proceso de Alfaro que dirigió a nuestra selección en 35 partidos, ganó solo doce y empató catorce, esta última cifra muy demostrativa del ‘estilo Alfaro’. Su promedio fue apenas un débil 47,67 % ¿Puede ser calificado de brillante sin mediar la hipocresía y el cinismo?

El otro tema es la decisión de los clubes de la LigaPro de aumentar de seis a ocho el número de jugadores extranjeros. ¿Cuáles son las razones esgrimidas para tamaña medida atentatoria al progreso del fútbol nacional? Alegan los que votaron por la medida que los foráneos son más baratos que los ecuatorianos, pues aquellos pueden cobrar $ 3.000 mensuales, mientras un nacional vale cinco meses más.

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¡Hipocresía y cinismo a nivel mayúsculo! ¿Cuál es la verdad que esconden una mayoría de clubes (19 de 26 votaron a favor del aumento)? Su negativa a mantener divisiones menores y pagar a maestros especializados en formar jugadores. Más barato le sale traer un paquete varado en cualquier esquina del continente que promover juveniles.

Esta medida en cualquier rato puede generar esta película de terror: 208 futbolistas extranjeros a los que usted podría sumar al menos 22 nacionalizados por un trámite exprés de “servicios relevantes a la patria” (¿existe todavía esta figura vergonzosa?). Total, 230 privilegiados en un fútbol técnicamente pobre y con clubes llenos de deudas.

El 7 de enero pasado Real Madrid alineó ante Villarreal, por primera vez en su historia, a once extranjeros. ¿A cuántos pasos estamos de que ocurra lo mismo en el fútbol de Ecuador? Ocho foráneos y tres nacionalizados en los principales equipos del país. Y el último en salir que apague la luz. (O)