Nos pareció ver una final de Libertadores de los años 60, cuando los partidos no se jugaban, se guerreaban y abundaban pierna fuerte, discusiones, roces, tironeos al árbitro, juegos que se interrumpían y resultaban interminables… Eso fue Ecuador 1 - Brasil 1. Era esperable que Brasil jugara a fondo: tiene un prestigio que defender y sus hombres pelean la titularidad o bien su inclusión en la lista de viajeros. Lo mismo decíamos de Argentina, y aún sin Messi derrotó a Chile en Calama. Los grandes lo son por algo. Fue una jornada plena de sucesos remarcables.