“Ecuador es mundialista”, titularon el viernes muchos medios de prensa, como si hubiese conseguido su boleto ese día gracias a un fallo judicial. En absoluto, Ecuador es mundialista desde el 24 de marzo, cuando logró su clasificación en la cancha. “La FIFA deja a Chile fuera del Mundial”, señaló La Tercera, de Santiago. Error, los rivales lo dejaron fuera en la Eliminatoria. La FIFA decidió desestimar de plano la denuncia de la federación chilena, que reclamaba entrar al Mundial por inclusión indebida de Byron Castillo en Ecuador. Con Catar 2022 encima, Gianni Infantino y sus amigos no quieren embrollos de último minuto. Y aunque Chile insistirá, primero apelando ante la misma Comisión Disciplinaria de la FIFA y luego ante el TAS, la posibilidad de que tenga éxito en esta última instancia parece remota. Nunca olvidemos que, por muy pomposamente que se declare “independiente”, el TAS no lo es tanto. Es un organismo privado, sí, pero la FIFA es su principal cliente. Porque el TAS cobra por prestar servicios. Y en los temas álgidos o comprometedores, como este, nunca desaira a la matriz del fútbol. Entre bomberos no se pisan la manguera.