Los primeros días de junio de 1990 Ecuador estaba muy interesado y entusiasmado por las noticias que llegaban desde París, donde en el torneo de Roland Garros Andrés Gómez derrotaba a todos los rivales que se le ponían al frente. Aquello nos hacía pensar que con el nivel que ofrecía, en vista de que llegó al segundo Grand Slam de ese año tras coronarse en el Conde de Godó, en Barcelona; y en el Abierto de Madrid, era uno de los pretendientes al título en Francia.