Un señor calvo, maestro de escuela en Nueva Zelanda, le hizo a Boca el gol del bochorno, de la vergüenza. Pasarán años y los hinchas rivales les recordarán a los boquenses a Christian Gray, el zaguero semiprofesional que les golpeó el orgullo en la temprana despedida del Mundial de Clubes. Quedar eliminado en primera fase de este torneo era esperable tratándose de Boca. En Copa Libertadores lo echó Alianza Lima en la fase preliminar. En el fútbol argentino tampoco levanta cabeza. Hace tiempo es carne de memes. Pero ayer hubo una avalancha de burlas y chistes como pocas veces. De haber vencido tampoco le hubiese alcanzado, porque Benfica y Bayern Munich le sacaron una ventaja indescontable, aunque al menos hubiese cumplido con su obligación de gigante. Sin embargo, le tocó un adiós infamante: fue empate a un gol, no le pudo ganar al Auckland City, equipo que venía de recibir 16 goles en los dos cotejos anteriores.

El Auckland está compuesto por un vendedor de seguros, un maestro, un profesor, un peluquero, un limpiador de piscinas y una serie de profesiones y oficios varios. En Boca, solo Cavani cobra 3 millones de dólares anuales. Es un club millonario con 323.586 socios que pagan 27 dólares mensuales. Eso, sin contar ingresos por taquillas, televisación, museo, venta de camisetas, premios por intervenir en los torneos, etcéteras varios. El ejercicio 2025-2026 indica que recibirá 145 millones de dólares. No obstante, de nada le sirve, sufre el síndrome de los que fichan mal: se alejan de los éxitos deportivos y viven en crisis. Desde que gobierna el club Juan Román Riquelme ha contratado 34 jugadores, algunos en 10 millones (Alan Velasco), otros en cinco, cuatro... cifras importantes para el mercado argentino.

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Inmediatamente después de la eliminación, se anunció una limpieza profunda del plantel boquense. Hay ya una lista de 12 jugadores que no seguirían, pero podrían ser 15 o 16. El pueblo azul y oro explota. Todos fueron incorporados durante la era Riquelme. El ídolo supremo de la hinchada, hoy chamuscado, ganó la presidencia en diciembre de 2023 con el 65,3 por ciento de los votos. Le quedan dos años y medio más de mandato, pero muchos socios comienzan a pedir elecciones anticipadas, algo que es muy difícil que ocurra. Riquelme jamás accedería a eso.

Boca lanzó 81 centros durante el juego ante el Auckland. Cuando un equipo no tiene ideas ni funcionamiento ni individualidades desequilibrantes en el mano a mano, recurre al centro. Y el centro a la olla facilita la tarea defensiva del adversario. Solo en el primer tiempo tiró 43 balones por elevación. Esto refleja que de entrada no tenía un plan de juego. Era a lo que salga. El calvo Gray se cansó de rechazar de cabeza. Y con unas monedas que le quedaban subió a buscar un córner y anotó el empate, también vía aérea. Se va con una sensación amarga el club azul y oro: mostró una vez más su extraordinaria hinchada, la mejor del mundo sin discusión posible, también su pobre nivel deportivo. Todos los medios argentinos utilizaron la palabra papelón para describir esta salida del Mundial.

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Tan glorioso como épico a lo largo de su historia, increíblemente a Boca parecen perseguirlo estos resultados insólitos, humillantes. Tiene una serie de reveses increíbles. En 1940 era puntero invicto del campeonato y ostentaba la defensa menos vencida, pero fue a Avellaneda a enfrentar a Independiente y cayó 7 a 0. En 1967, la AFA abrió tímidamente las puertas al interior del país y participaron por primera vez seis clubes no habituales. El primer año, los de Buenos Aires goleaban sin misericordia a los provincianos. River 8 - San Martín de Mendoza 0, Banfield 8 - Olimpo de Bahía Blanca 0, Independiente 6 - Central Córdoba de Santiago del Estero 0... Así eran casi todos los resultados. Daba lástima, era una carnicería. Hasta que en la sexta fecha Boca recibió en La Bombonera a Central Córdoba. Se esperaba otro 8 a 0, pero, ante la sorpresa general, ganaron los santiagueños 2 a 1.

En 1984, por el trofeo Joan Gamper, el FC Barcelona aplastó a Boca: 9 a 1. Durísimo. En la Libertadores de 1994 Palmeiras lo vapuleó por 6 a 1. Lo dirigía Menotti. En 2014 cayó en La Boca 1 a 0 ante Deportivo Capiatá, un club absolutamente desconocido, mínimo, de Paraguay. Coleccionó varias goleadas por seis tantos: en 1987 Racing lo superó 6 a 0; en 1988 cayó de local 6 a 1 de local ante San Martín de Tucumán con cuatriplete de Vidal González, endiablado puntero que jugó en Emelec. Gimnasia y Esgrima La Plata también le hizo un 6 a 0 en 1996 y San Martín de San Juan, que peleaba el descenso, le endilgó otro 6 a 1. Hay varias manchas más en este tigre.

El fútbol es una metáfora permanente de la vida. Le provee frases para siempre. “La novia le sacó tarjeta roja” (lo dejó), “abrir el juego” (participar a otros), “tirar la pelota afuera” (quitarse responsabilidades), “por amor a la camiseta” (algo que se hace gratis)… Hay decenas. En Argentina, cuando alguien progresa, estrena auto nuevo o simplemente se da más importancia de la debida, es usual decirle “se agrandó Chacarita”. Alude al viejo y querible club funebrero, ahora en la “B” nacional. Como suele acontecer, la frase fue un acierto periodístico y entró de lleno en el vocabulario popular, millones la utilizaron o la escuchan diariamente. También nació por una de esas derrotas ridículas que salpican la vida del club más popular de la Argentina.

¿Su génesis…? En 1948, por la cuarta fecha del campeonato nacional se enfrentaban Chacarita Juniors y Boca. Había tenido un flojo comienzo el equipo tricolor, en tanto Boca venía de golear 7 a 2 a Gimnasia y era amplio favorito. Sin embargo, en una tarde inspirada, el local ganaba bien 2 a 0 y la euforia inundaba los corazones más humildes, pero… Nunca faltan encontrones cuando un pobre se divierte, decía Martín Fierro. Descontó Boca con gol del Atómico Mario Boyé y en el segundo tiempo la angustia sobrevoló las almas chacaritenses. Se lesionó su arquero Segundo Díaz y debió ser retirado del campo; Chaca con diez, porque en esos tiempos no había cambios. El puntero izquierdo Busico pasó a ocupar el arco. Minutos después, ¡penal para Boca…! (un clásico). Protestó el delantero De Luca y el juez inglés David Gregory lo expulsó. ¡Chaca con nueve, Boca a tiro de empate y aún faltaba media hora…! Malos presagios. Ejecutó Boyé y la pelota dio en un palo, pero Gregory entendió que Busico se había adelantado y ordenó rematar nuevamente. La hinchada funebrera bramaba, ¡Injusticia…! Justamente por los favoritismos hacia los clubes grandes, y a Boca en especial, la AFA contrató un plantel completo de árbitros ingleses: Aubrey White, Lionel Gibbs, John Cox, James Provan, Harry Hartles, Charles Dean, William Brown eran los otros. Pero no había caso, todo parecía seguir igual que antes, Boca aparecía como beneficiado. Total: volvió a patear Boyé y la bola de nuevo dio en el mismo palo.

A partir de allí, como impulsado por la rabia, crecido por la furia e impulsado por su gente, Chacarita con nueve hombres se le fue encima a Boca y le marcó tres goles más. Final, 5 a 1 y hazaña nunca igualada. A la mañana siguiente, el diario Noticias Gráficas le dedicó ese título histórico: “SE AGRANDÓ CHACARITA”. El nombre del periodista se perdió en la bruma del anonimato. (O)