Dentro de la polémica que se originó a raíz de la continuidad de Fabián Bustos y su cuerpo técnico al mando de Barcelona Sporting Club, controversia en la que incluso el presidente Carlos Alfaro Moreno aseguró tener dudas respecto a la permanencia del DT argentino que conquistó el título de LigaPro (2020) y alcanzó las semifinales de Copa Libertadores de América (2021), las expectativas una vez estampada la firma de renovación eran, fundamentalmente, mostrar un juego ofensivo, vistoso, de presión alta, ocupación de espacios en campo adversario y, sobre todo, cuidando el esférico. Es decir, una imagen muy distinta a la mostrada durante los dos años al mando del estratega gaucho, que llegó a Barcelona con el cartel de campeón de Ecuador con Delfín Sporting Club (2019).

Para ello, se fueron jugadores como Williams Riveros, Sergio López, Gabriel Marques, Matías Oyola, Fernando León, Michael Hoyos y Mario Pineida; salidas que a su vez dieron paso a los fichajes de Leonai Souza, Cristian Penilla, Erick Castillo, Luca Sosa, Carlos Rodríguez y Tito Valencia. Inclusive, la directiva optó por renovar al cuerpo técnico con la rescisión de Rolando Azas (asistente) y el arribo de Segundo Alejandro Castillo y Lucas Ochandorena.

El objetivo era claro: cambiar el retrato dejado en la temporada 2021, la de un equipo sin ideas, sin orden, y que, a partir de las individualidades, se encontraba con los goles y luego le hacía honor al catenaccio (un sistema de juego defensivo creado por el austríaco Karl Rappan, que luego fue mejorado por los italianos ubicando a un líbero detrás de los centrales. No obstante, fue criticado por su falta de audacia y por priorizar la destrucción por sobre la construcción de juego). Muy pocas veces se vio a un Barcelona dominador, y en esas ocasiones, si lo lograban, no podían mantenerlo lo largo de los 90 minutos; era, básicamente, un equipo de momentos.

Publicidad

En ‘estreno histórico’, mejora de Montevideo City Torque en el segundo tiempo ‘no le alcanzó' para vencer a Barcelona SC

A Bustos lo han respaldado sus resultados, de los cuales nadie debe tener dudas a pesar de haberlos logrado de una manera algo rústica y que —hasta hoy— no logra satisfacer a todos los hinchas; de hecho, fueron sus logros los que motivaron su renovación. Ahora, cuando los frutos no se dan, se comienzan a analizar otros aspectos, como la forma, los planteamientos tácticos o las lecturas de los partidos.

Pocas conclusiones se pudieron sacar tras los juegos de pretemporada que disputó Barcelona, ante Nueve de Octubre por la Copa de Campeones (derrota 2-0) y ante Guayaquil City (empate 1-1) en la Noche Amarilla. Jugadores pesados, equipo nuevo, cuidarse para la verdadera competencia y los cambios excesivos (en estos encuentros se permiten variantes ilimitadas): entre los justificativos que suelen darse a la hora de analizar. Sin embargo, con todos esos añadidos, Barcelona dejaba una imagen muy parecida a la de la temporada anterior.

Gonzalo Mastriani (d), de Barcelona SC, celebra el gol anotado en el partido de la primera fase de Copa Libertadores ante Montevideo City Torque, en el estadio Centenario en Montevideo (Uruguay). EFE/Raúl Martínez Foto: EFE

El día llegó, pero la situación no había cambiado. Ante un modesto Montevideo City Torque, cuadro que es propiedad del City Football Group (grupo empresarial que posee varios clubes alrededor del mundo alineados a una misma filosofía, entre ellos, el Manchester City de Inglaterra), quedó evidenciado que Barcelona no es una escuadra ofensiva.

Publicidad

Barcelona SC igualó a 1 ante Montevideo City Torque en reñido partido por la Fase 1 de la Copa Libertadores

Los charrúas debutaban en la Copa Libertadores y, aunque fue en la fase 1, eso no evitó que no traicionen su propuesta futbolística: intentar ser protagonistas en campo rival, juego de posición y centrales jugando a 45 metros de su arco buscando siempre crear superioridades en el terreno. El escenario de jugar ante el equipo más popular de Ecuador importó poco o nada al elenco adiestrado por Román Cuello, que siempre buscó el arco contrario y que les dominó el esférico a los canarios durante casi todo el partido.

Un inicio prometedor tuvo Barcelona poniéndose en ventaja a los seis minutos en el estadio Centenario tras una gran hilvanada entre Souza, Carcelén y Byron Castillo, que fue quien terminó desbordando para tirar un centro perfecto a la cabeza de Damián Díaz. El testarazo del argentino-ecuatoriano golpeó en el vertical, pero atento estuvo Gonzalo Mastriani para embocarla en el rebote. No obstante, tras adelantarse, se apagó la chispa.

Publicidad

Barcelona se replegó, y si bien en frente hay un rival que juega, que propone, los canarios no tenían la mínima intensión de agresividad. Era evidente que la propuesta era esperar en campo propio para atacar los espacios de un equipo adelantado en el contragolpe. Pero en la ejecución no sirvió, porque las transiciones lentas siguen siendo un problema que aqueja a Barcelona. Y no solo en ataque, porque cuando Montevideo City Torque aprovechó una pelota parada fallida de los visitantes, también dejó en evidencia el demorado retroceso canario. En la primera etapa se logró bloquear bien a los receptores entre líneas, por lo que el arco de Burrai no pasó apuros y los charrúas daban pases en forma de U, sin causar daño; pero en el complemento, los uruguayos corrigieron y poco a poco comenzaban a ganar profundidad y peligro. Y fue así como llegó el merecido empate en los pies de Zeballos (64 minutos), que corrió a festejar mientras en Barcelona reclamaban un fuera de juego que ni de broma existió.

Se reclamaba más de lo que se jugaba. En la transmisión de TV, los gritos de Fabián Bustos se escuchaban más que el análisis de los comentaristas, hasta parecía que estaba con ellos en la cabina. Cuello, por su parte, tranquilo y confiando en el trabajo de sus dirigidos, que jugaron la mayor parte del partido en campo contrario. Tras una acción polémica por un penal no sancionado en contra de Gabriel Cortez en los descuentos, se fue expulsado Damián Díaz por reclamos indebidos; por consiguiente, será baja para la revancha el próximo martes en el Monumental Banco Pichincha. Cuando todo estaba 0-0 el juez tampoco dictaminó un penal muy claro de Leonel Quiñónez sobre Palacios.

Damian Díaz (c), de Barcelona SC, discute tras ser expulsado por el árbitro central tras reclamar una falta dentro del área sobre Gabriel Cortez. El argentino-ecuatoriano será baja para la revancha. EFE/Raúl Martínez Foto: EFE

Leonai Souza cree que como local Barcelona SC puede alcanzar el triunfo ante Montevideo City Torque

A Barcelona le urge cambiar su imagen, sobre todo porque los objetivos de este año deben ser claros: acceder a fase de grupos de Copa Libertadores y pelear por el título de LigaPro y Copa Ecuador; asimismo, clasificarse para la Libertadores 2023. Y no solo por la obligación deportiva que tiene un equipo grande, sino también por necesidad económica. Barcelona necesita clasificar a la fase de grupos de la Copa ya que gran parte de su presupuesto anual se basará en los ingresos que obtenga de Conmebol, más aún con la millonaria deuda que mantiene GolTV con los clubes afiliados a la LigaPro, la cual también representa una cifra fuerte e importante en ese rubro.

Desde esta temporada ya no existe la norma del “gol visitante” en los torneos del ente rector del fútbol sudamericano. En consecuencia, quien salga victorioso del reducto amarillo será quien se ubique en la segunda fase del certamen de clubes más prestigioso de Sudamérica. En caso de un empate global, la serie se decidirá desde el manchón penal.

Publicidad

Barcelona debe despejar las dudas en cuanto al funcionamiento que ha dejado hasta la fecha y buscar algo que no consigue desde el 6 de noviembre de 2021: ganar. (O)