Cosa seria, Uruguay; cosa linda, Colombia… Y cosa hermosa, el juego de ataque. Cuando los equipos se agreden futbolísticamente el público ríe, se exalta, se emociona, se abraza. El fútbol es una máquina de dar felicidad… pero si se ataca. Uruguay históricamente ha sido difícil, por su estructura mental defensiva, la dureza de su tropa y la entrega, el compromiso con la camiseta. Con Marcelo Bielsa le ha agregado el condimento que lo convierte en un plato imperdible: ataca, propone, se atreve.