La mañana de este jueves 16 de octubre vulneró la normalidad con la que la delegación de Liga de Portoviejo inicia sus trabajos en el predio de concentración en la capital de la provincia de Manabí.
Antisociales llegaron al sitio en una moto y dispararon en contra del futbolista ecuatoriano Brayan Angulo, quien actualmente se desempeña como jugador de la Capira tras un irregular paso por Mushuc Runa.
Afortunadamente, Angulo pudo ser llevado rápidamente a una casa de salud y se encuentra en evolución.
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Pero este no es el primer caso similar del 2025. El 10 de septiembre, en Manta, se produjo un ataque armado dentro de un hotel donde jugadores del club Exapromo concentraban antes de un partido. El hecho dejó como víctima inmediata a Maicol Valencia, mientras que Leandro Yépez murió días después.
El 17 de septiembre, en Machala, el juvenil de Orense SC Ariel Suárez sufrió una herida de bala en la cabeza en un intento de robo. Su pareja quedó en estado delicado.
Dos días después asesinaron a tiros en Esmeraldas a Jonathan González dentro de su vivienda, quien se desempeñaba como jugador de 22 de Julio, de segunda categoría.
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Otra persona herida en el ataque falleció mientras la trasladaban a un hospital.
Los amaños de partidos, amenazas y extorsiones en contra de futbolistas que militan en la serie B y segunda categoría son una problemática latente a la que se enfrenta el fútbol ecuatoriano.
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Hay investigaciones y procesos en curso, en los que inclusive está participando la Fiscalía General del Estado, aunque todavía no se ha llegado al origen.
Bajo la condición de reservar su identidad por los riesgos, EL UNIVERSO contactó a un directivo de la serie B y otro de segunda categoría, quienes expusieron los riesgos a los que se enfrenta toda la estructura del club, directivos y jugadores, con la presencia de grupos delictivos merodeando en el balompié nacional.
Uno de ellos sostuvo que desde el club tratan de darle charlas a los jugadores para que entiendan la realidad que se vive y puedan discernir correctamente.
“Hemos acercado gente de mucha experiencia, con mucho contacto con la Policía Nacional y que manejan inteligencia. Tratamos de darles charlas a los chicos, conocimiento de lo que sucede con la inseguridad que vivimos, (qué pasa) cuando de alguna forma se dejan llevar por la gente inescrupulosa que trata de llevarlos para buscar beneficios individuales”, apuntó.
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Y continuó: “Sabemos que hay mafias organizadas que están involucradas en el fútbol, sabemos que estas tratan de utilizar a los jugadores para sacar provecho. Por eso contratamos y tenemos gente de mucha experiencia en seguridad y buscamos comprometer a los chicos que cuando pase algo de esto, avisen inmediatamente. Conversamos constantemente con ellos”.
Por otro lado, el directivo de un elenco que milita en segunda categoría indicó que como parte primordial en el armado del plantel revisa los antecedentes de los jugadores que se contratan. Y, en caso de no pasar los filtros, se desiste de ese fichaje.
“Lo que hicimos al inicio de la temporada fue contratar jugadores de los que tengamos la información anterior de dónde estuvieron, qué hicieron o si tienen algún antecedente porque la contratación en segunda categoría resulta fácil: contratas a un jugador que viene de primera A o B. Lo que primero hicimos fue investigar su pasado, en qué equipos jugó, la parte socioeconómica y cultural; ese fue nuestro primer filtro”, relató.
“El segundo es ver referencias de jugadores con base en lo que hemos conversado con técnicos y equipos cercanos. También fichar jugadores jóvenes que no hayan tenido contacto con todas estas cosas“, añadió.
Asimismo, explicó que, si bien el jugador “puede estar alejado de esas cosas, pero estuvo (involucrado) en algún momento; eso puede traer cola”.
Ambos directivos aseguraron que no han tenido que pasar por este tipo de inconvenientes con sus jugadores, con quienes buscan tener una comunicación constante. Pero conocen que el problema está arraigado en otros equipos. (D)