La Liga Ecuabet 2025 evidencia una notable brecha en el rendimiento de los 16 equipos participantes. Mientras clubes como Independiente del Valle lideran con 73 puntos y disputan el hexagonal por el título, otros pugnan en el cuadrangular de descenso con apenas 31 unidades, como Vinotinto, que ocupa la última posición.

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Recientemente, el lunes de esta semana en el marco de la fecha 5 del segundo hexagonal de la Liga Ecuabet, que concede la última plaza a Copa Sudamericana, Delfín cayó goleado 8-0 por Aucas, lo que significa el marcador más abultado desde 2019, año en que la organización del torneo doméstico fue asumida por la Liga Pro.

Y la mañana de este miércoles, 12 de noviembre, el club manabita dio a conocer la renuncia del técnico Patricio Urrutia, excampeón de la Libertadores con Liga de Quito y exseleccionado nacional.

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Dicho resultado reavivó un debate no tan nuevo en el medio local en torno a si es necesario cambiar el formato del campeonato que se juega en una fase inicial todos contra todos y en una segunda etapa se clasifica a los equipos, según su puntaje, en dos hexagonales y un cuadrangular, igualmente en partidos de ida y vuelta.

Hay quienes incluso han planteado la necesidad de reducir el número de equipos (actualmente 16, antes 12), para evitar que se pierda la competitividad del torneo, pues no todos los clubes manejan un presupuesto que les permita contratar jugadores de buen nivel.

Alfonso Harb, periodista de radio Centro y Marca 90, y Andrés Román, panelista de La Radio Redonda y Pública FM, compartieron su visión con Diario EL UNIVERSO sobre el formato de 16 equipos.

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“No debería tener 16 equipos, son demasiados. Mientras más equipos haya, más se reduce el aporte económico que se pueda generar en derechos de televisión o del mercado publicitario. Es preferible tener menos equipos y que cada uno reciba un poco más de recursos”, destacó Harb.

De su lado, Román cree que 16 participantes son muchos para un país pequeño y que eso, obviamente, hace disparejo el torneo.

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“Geográficamente somos un país pequeño y, a nivel futbolístico, incrementar el número de equipos responde más a una lógica comercial que a términos deportivos. Esto genera que varios clubes queden en la mitad de la tabla sin posibilidad de pelear nada relevante”, subrayó él.

Alfonso Harb mencionó que al existir equipos que prácticamente no tienen hinchada, los partidos se vuelven menos atractivos y eso también afecta al rating de la televisión.

“Si no juegan los equipos grandes, nadie sintoniza los partidos. Entonces, ¿para qué mantener 16 equipos solo para llenar fechas? No hay interés ni público suficiente”, señaló el comentarista.

Mientras, Andrés Román sostuvo que a diferencia de ligas como la argentina o brasileña en las que hay más competitividad, en el medio local no hace mucho sentido tener a muchos clubes participando en el campeonato.

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“No es lo mismo comparar el torneo ecuatoriano con el argentino o brasileño. Allí hay más competitividad porque el nivel futbolístico es mayor y los presupuestos también, por lo que podrían pelear el título; aquí no hay las mismas condiciones. Eso genera inequidades importantes”, agregó.

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De ahí que tanto Harb como Román coinciden en que para el año venidero es necesario revisar el formato de la competencia, algo que el presidente de la Liga Pro, Miguel Ángel Loor, no ha descartado, pero que debe ser analizado en un consejo de presidentes de los clubes.

“No hay la cantidad de jugadores de primer nivel para repartir entre 16 equipos; eso hace que el sistema actual sea absurdo. La serie A debería tener entre 10 y 12 equipos como máximo, y la B también. Con menos equipos, cada partido es más competitivo, los jugadores rinden más y el torneo se vuelve más justo y atractivo”, propuso el Pocho Harb.

Román, en tanto, sugirió volver a un formato de dos hexagonales, como se manejó durante mucho tiempo.

“Eso le daría más competitividad a la serie A y también fortalecería la serie B, que actualmente sufre problemas económicos, de seguridad y falta de visibilidad. Sería una manera de darle más valor a todos los equipos que participan”.

El reinicio de puntos en los hexagonales finales también se plantea como un mecanismo que equilibraría la competencia.

“El mejor sistema ha sido la etapa inicial y la finalización, donde los ganadores de cada etapa disputan la final. Con menos equipos se podrían jugar 22 fechas por etapa, y sumando finales serían casi 46 fechas en total, prácticamente 11 meses de competencia, lo que cubre la demanda futbolística”, afirmó Harb.

Román es partidario de que los elencos empiecen desde cero en los hexagonales.

“Con el sistema anterior, se manejaban bonificaciones: 3 puntos para el primero, 2 para el segundo y 1 para el tercero. Eso hacía la liga mucho más competitiva, porque aunque Independiente del Valle estuviera fuerte, otros equipos como Liga o Barcelona podrían pelear el torneo hasta el final”, complementó él.

Respecto a los equipos que ascienden desde la serie B, Harb insistió en la necesidad de reforzar la calidad de los clubes.

“No hay la cantidad de jugadores de primer nivel para repartir entre 16 equipos; eso hace que el sistema actual sea absurdo. La serie A debería tener entre 10 y 12 equipos como máximo, y la B también. Con menos equipos, cada partido es más competitivo, los jugadores rinden más y el torneo se vuelve más justo y atractivo”, enfatizó.

Román añadió que algunos equipos ascendidos, aunque con presupuestos limitados, aportarían valor.

“Leones tiene un proceso mucho más integral y Guayaquil City apuesta a formar figuras para otros clubes. Ambos proyectos, aunque con presupuestos más pequeños, pueden competir y generar interés en sus provincias, lo que también ayuda económicamente a la liga”, manifestó.

Reformas en el sistema de clasificación, inversión en clubes con menos recursos y estrategias que fortalezcan la serie B podrían mejorar la situación, según los consultados. (D)