No hay forma de que Independiente del Valle no finalice la fecha 20 de la Liga Ecuabet en el primer lugar de la tabla de posiciones tras una importante victoria en el estadio Bellavista de Ambato ante Macará (2-1).

Sin embargo, y como ha sido costumbre durante las últimas semanas, el arbitraje volvió a estar envuelto en polémica. Sobre todo, por una acción puntual del compromiso que terminó inclinando la balanza para los rayados.

Se jugaba el minuto 63 y el juez central Bryan Loayza detuvo el partido por una posible mano de Edwin Mesa dentro del área. Primero, se constató que no haya sido offside de Arón Rodríguez.

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El VAR demoró alrededor de cinco minutos en confirmarle a Loayza que era penal, al revisar detenidamente si aquella acción ameritaba un OFR (On Field Review) por un posible cambio de postura.

La pena máxima fue ratificada y Michael Hoyos la cambió por gol a los 69 minutos.

“El partido se termina definiendo por una jugada dudosa. . Me dejaron muchas dudas, duró mucho la jugada”, cuestionó Guillermo Sanguinetti, director técnico de Macará, en rueda de prensa pospartido.

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Para poder determinar si una mano es sancionable, en el manual de interpretación que también poseen los árbitros a la hora de su capacitación, se analiza la posición de la mano respecto del balón, la distancia, si existe una posición antinatural y si esta influye directamente y le da una mayor amplitud al jugador para sacar provecho de esa mano o brazo.

La intencionalidad, que también es un punto que podría juzgarse, hoy está en un segundo plano. Asimismo, existe la sugerencia de no sancionar los toques con el brazo o la mano en acciones en las que no se pueda confirmar con exactitud lo expuesto en el párrafo anterior.

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Las reglas del juego recibieron su actualización anual y a partir del 1 de julio de 2025 estipulan de esta manera: “No todos los contactos del balón con la mano o brazo constituyen infracción”.

El reglamento establece los puntos sancionables como mano.

Al momento del contacto con el balón, Mesa tenía el brazo derecho en una posición antinatural que le brindó la posibilidad de tener una mayor amplitud en el cuerpo para detener el centro que enviaba Rodríguez a una zona peligrosa.

No hubo intención del futbolista de Macará en tocar el esférico con la mano, pero al cumplirse los distintos matices de consideración, la decisión del equipo arbitral fue correcta.

“Al colocar su mano o brazo en dicha posición (antinatural), el jugador se arriesga a que el balón golpee esa parte de su cuerpo y esto suponga una infracción”, expone la IFAB. (D)

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