Durante décadas, Sociedad Deportivo Quito fue uno de los clubes más emblemáticos del fútbol ecuatoriano: cinco títulos nacionales (1964, 1968, 2008, 2009 y 2011), participación constante en torneos internacionales y una hinchada fiel que llenaba estadios en cada rincón del país. La “AKD” era sinónimo de grandeza y tradición.
En 2015, los chullas sufrieron uno de los golpes más duros de su historia: el descenso a la Serie B después de 36 años en la máxima categoría del fútbol ecuatoriano. Este retroceso no fue únicamente deportivo, sino el resultado de una profunda crisis administrativa y económica que se había gestado durante años. La dirigencia del club había sido inestable, con cambios constantes que dificultaron la planificación financiera y la gestión profesional.
El club acumuló deudas millonarias con jugadores, entrenadores y proveedores, lo que afectó su capacidad de competir en igualdad de condiciones. A esta situación se sumaron las sanciones impuestas por la FEF (Federación Ecuatoriana de Fútbol) y la FIFA, incluyendo la deducción de puntos, como la aplicada por la deuda con el exjugador Néstor Salazar.
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Estas medidas afectaron directamente la posición del equipo en la tabla acumulada y sellaron su descenso a la Serie B, marcando el inicio de un periodo de reorganización y búsqueda de estabilidad institucional.
El descenso a la Serie B no resolvió los problemas estructurales de Deportivo Quito, y en 2016 la situación se agravó. Las deudas continuaban siendo elevadas, y la falta de recursos afectaba la operación normal del club; la institución incluso no se presentó a dos partidos oficiales, lo que, según el reglamento de la FEF, resultó en la pérdida automática de la categoría. Así, los chullas descendieron a la Segunda Categoría del fútbol ecuatoriano.
Este nuevo golpe profundizó la crisis que vivía el club: sanciones continuas, dificultades financieras y la falta de estabilidad institucional complicaron aún más su recuperación. El descenso de 2016 marcó la etapa más oscura de la historia reciente de los chullas, obligando a la dirigencia a replantear todo el proyecto deportivo y económico del club para intentar regresar a los primeros planos del fútbol ecuatoriano.
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Hoy, casi una década después, el panorama comienza a transformarse. José Antonio Pardo Moscoso, presidente del club desde 2023, sostiene que el Quito vive un proceso de recuperación que empieza a dar frutos. “El club ha tenido dos años de tranquilidad, hemos estado trabajando con bastante ahínco para tratar de tener estabilidad en la parte económica, que siempre ha sido un problema grande en Deportivo Quito”, explicó en diálogo con Diario EL UNIVERSO.
Las cifras respaldan esa afirmación. Al momento, la deuda deportiva bordea el millón de dólares, mientras que el total de obligaciones llega a los 4 millones. Aunque la cifra sigue siendo elevada, representa un avance significativo.
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“La deuda deportiva de Deportivo Quito llega aproximadamente a un millón de dólares; la deuda total ronda los 4 millones, cuando nosotros la recibimos en 7 millones. Tenemos acuerdos de pago y no vamos a tener problemas hasta fin de año, en 2026 tendremos que negociar con un 2-3% de acreedores”, puntualizó Pardo.
Ese orden financiero se refleja también en un aspecto clave: el club ya no tiene sanciones vigentes que le impidan competir o registrar jugadores. “Hemos cumplido con todos los acuerdos de pago hasta el momento y no tenemos ninguna suspensión vigente en el club”, añadió el presidente.
Otro aspecto que ha contribuido a la reducción de pasivos es el trabajo legal realizado en los últimos años. Pardo reconoce que no todo el alivio financiero proviene de pagos directos, sino también de gestiones jurídicas.
“En base a juicios y un montón de temas legales hemos podido ver que hay deudas que están prescritas. Entonces, si tienes una deuda de 1’200.000 dólares que está prescrita, 400.000 dólares que está prescrita, esas deudas van bajando”, explicó.
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El presidente resaltó que este proceso fue posible gracias al trabajo de la expresidenta Samantha Yepes, quien lideró los análisis y gestiones legales que permitieron identificar obligaciones caducadas y aligerar la carga económica del club.
Además, otro de los pilares de este resurgir ha sido la capacidad de tejer alianzas estratégicas. En un periodo donde el Quito parecía condenado al olvido, aparecieron nombres que ofrecieron una mano al club.
“A partir del año pasado hicimos una alianza estratégica con los hermanos Carrera y con Erick Chiriboga (Manager Danilo Carrera), quienes nos han ayudado a generar auspicios y recursos que se reinvierten en el club”, señaló el dirigente.
Pardo fue claro en precisar que el apoyo no ha sido a través de inyecciones directas de capital, sino de gestión e influencia. “No es que los hermanos Carrera han venido a poner 200 o 300 mil dólares de su bolsillo, lo que han hecho es gestionar recursos a través de su imagen y contactos”, aclaró.
Ese respaldo permitió que el equipo consiga nuevos patrocinadores, algo que en los años de mayor crisis era impensable. “Gracias a esa gestión se han sumado marcas importantes, algo que Deportivo Quito siempre había soñado para tener liquidez y pagar deudas”, afirmó el presidente.
Marcas como: Andalucía, Lotto, KAO Sport, Ecuabet, Analgan Rapid, HUB, Fibramax, Uribe & Schwarzkopf, PUMASEG, Induvallas, The Sea by Palmazul, Roland, Dr. Freo, North Hospital, Orangine, y Destra Abogados, son quienes respalda a los chullas.
Más allá de las finanzas, la ayuda también ha permitido mirar al futuro. “Lo más importante es que esa ayuda no solo ha servido para saldar deudas, sino también para fortalecer las divisiones formativas y la infraestructura del club”, subrayó.
La dirigencia apunta a una fórmula sencilla pero eficaz: dar condiciones dignas a los futbolistas para que puedan rendir al máximo. “Un deportista que está al día, que está bien alimentado, que tiene todas las comodidades, es un jugador que empieza a rendir. Eso hemos logrado en estos dos años”, aseguró Pardo.
Los resultados se ven en la sede del club, ubicada en Carcelén, al norte de Quito. “El primer paso de nuestra planificación estratégica fue poner en orden los servicios básicos y el complejo deportivo: arreglamos cocina, camerinos, baños y canchas”, puntualizó.
Hoy, el complejo deportivo cuenta con tres nuevas canchas y más de 300 niños inscritos en las divisiones menores, una señal clara de que la institución busca construir futuro desde la base. “Se crearon tres canchas nuevas, una de aproximadamente de 9 vs. 9 donde entrenan las inferiores, una sintética que es para los niños de 8 a 10 años y tenemos otra cancha alterna para los niños de 8 a 9 años”, enfatizó el presidente.
El sueño es volver al fútbol profesional. Tras varios intentos fallidos en la Segunda Categoría, el Quito tiene la mira puesta en el ascenso. “El objetivo inmediato es ascender a la Serie B; hemos trabajado para eso y lo definiremos en la final de este fin de semana”, adelantó.
Deportivo Quito se medirá a Club Deportivo Aampetra este viernes, 22 de agosto en el estadio Olímpico Atahualpa, duelo que se jugará desde las 19:30 por la final de vuelta del torneo de Ascenso de la Segunda Categoría de Pichincha.
Ese posible ascenso también abre un debate sobre la conformación del plantel para competir en un nivel superior. Pardo lo plantea con prudencia: “Ese es un tema que se tiene que tratar paso a paso, porque no podemos anticiparnos y decir vamos a contratar un equipo X si no logramos el objetivo”.
La planificación está clara: mantener la base de jugadores que han mostrado compromiso y rendimiento en cancha, y reforzar de acuerdo con las exigencias de la categoría. “Una vez que se consiga el objetivo, nosotros analizaremos los jugadores, lo que sí queremos es mantener la base de los jugadores, porque sabemos que el trabajo se está viendo en la cancha, los chicos están respondiendo muy bien”, dijo.
El dirigente también explicó cómo cambian las reglas según la división, lo que obliga a una visión realista en la gestión deportiva. En Segunda Categoría, apenas se pueden inscribir dos extranjeros; en Serie B, el número sube a ocho. Esa diferencia marca un nuevo horizonte de posibilidades.
Por eso, más allá de lo deportivo, Pardo insiste en que la transparencia será la clave de este proyecto. “Es muy importante ir trabajando poco a poco y poder brindarle la seguridad, tanto a la hinchada y al cuerpo del club de que las cosas se están dando con honradez y sobre todo con transparencia. Y después, lo mismo con los acreedores, porque cuando tú le quedas mal a un acreedor, ya la confianza se pierde”, concluyó. (D)
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