Convencidos de que un partido de fútbol debe tener obligatoriamente un trámite burocrático, chato, y que debe ceñirse a rajatabla al cauteloso guión preestablecido en la pizarra, los director técnicos resolvieron hace mucho aniquilar a los antiguos punteros. Prevenían así cualquier disidencia que tuviera que ver con el atrevimiento, con la audacia. El locuaz Carlos Salvador Bilardo se relamía cuando se adjudicaba la responsabilidad de aquella desaparición masiva (aunque al entrenador argentino solo le faltó decir que él inventó el balón). Importada llegó al país llegó esa novedad, como todas en nuestro balompié.

Tan remotos son los tiempos de los aleros que causaban destrozos al desbordar por la bandas, de los que dejaban burlados a marcadores con endiabladas fintas, de los que alcanzaban la raya de fondo para lanzar un centro mortal que en la actualidad, a los llamados ‘extremos’ -tienen mucho menos gambeta que los punteros de antes- no los incluyen los ‘expertos’ en el rango de delanteros. Los atacantes, según los autodenominados ‘estudiosos tácticos’, son únicamente los que juegan dentro del área. Mario Tenorio, Luis Ordóñez, Fabián Paz y Miño, Mauricio Argüello, Luis Fernández, y otros de ese estilo, hoy no serían considerados delanteros. Serían ‘extremos’, nada más. Así lo afirman sentenciosamente personas que gritan, tras dar un golpe en la mesa: “¡Yo veo fútbol desde el 2001″.

En esta era la nueva especie en peligro de extinción es la de los números 10. Se valora más al que corre que al que piensa -distorsión aupada, promovida, y aplaudida por un amplio sector del periodismo deportivo nacional. Mientras más anodino sea el juego, lo llamarán ‘fútbol moderno’; y mientras más cobardón sea el planteamiento del entrenador, lo elogiarán a este como ‘técnico equilibrado’-. Que ya no se juega con enganche, repiten, porque lo dijo alguna vez Ricardo Lavolpe con un acento que los sedujo.

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Manso, el último gran 10

Y aunque la tendencia es ensalzar al equipo que “no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue” -la frase es de Eduardo Galeano- en Ecuador todavía muchos de los éxitos recientes de varios clubes tienen conexión directa con el cerebro de notables números 10. El mejor y más reciente ejemplo es, indudablemente, el del agentino Damián Manso en Liga de Quito, quien entre 2007 y 2009 llenó de clase e inteligencia las canchas ecuatorianas. Fue determinante en la conquista de la Copa Libertadores 2008 y en el Mundial de Clubes de la FIFA ganó ese año el Balón de Bronce.

La ausencia de un auténtico número 10 es el origen del juego confuso, sin ideas, de pelotazos, sin rumbo, de esfuerzo físico, de derroche atlético, y de ‘a lo que salga’ que en este 2022 caracteriza a los clubes del Astillero.

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Damián Manso fue figura en Liga de Quito.

Emelec tiene uno que arribó con cartel de 10, pero no da pases gol, no hace habilitaciones que dejen a los delanteros eléctricos en un mano a mano frente al arquero rival, no tiene capacidad de creación, no organiza ataques, y su mejor partido lo tuvo en el 2020, en la Explosión Azul de esa temporada.

Y en Barcelona SC el supuesto 10 trota, exhibe un notorio desgaste físico, tampoco da pases gol, es alineado de repente, y cuando se trata de visitas a ciudades de altura la banca suele ser su hábitat natural porque se cansa, aparentemente. ¿Cómo sobrevivió laboralmente Alexis Zapata a su segunda campaña como millonario y por qué la dirigencia canaria extendió el contrato a Damián Díaz cuyas cifras, en todo orden, vienen en picada hace mucho?

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Díaz, a la baja

El 21 de septiembre del 2021 informó Barcelona SC que el acuerdo con Díaz, que iba a finalizar en tres meses, había sido renovado hasta diciembre del 2023. Cuando se firmó la prolongación del pacto el argentino-ecuatoriano ya tenía 35 años de edad (nació el 1 de mayo de 1986). Según los datos del portal Transfermarkt (www.transfermarkt.es) en el torneo de la LigaPro del 2021 Díaz anotó siete goles y dio media docena de asistencias (bajó respecto al 2020: diez tantos y nueve habilitaciones para gol).

En el certamen en curso el Kitu, de 36 años ya cumplidos, tiene cifras pobres. Ha disputado ocho compromisos (de 19), cuatro de ellos como titular, y en tres fue sustituido. En 454 minutos en cancha ha convertido tres goles, todos de tiro penal. ¿Y cómo le ha ido en la LigaPro 2022 como asistidor? Díaz tiene apenas un pase gol (según el sitio oficial del ente que organiza el certamen: https://www.ligapro.ec/serie-a/estadisticas).

Damián Díaz (i) volante de Barcelona SC Foto: Ronald Cedeño

Pero hay un hecho más llamativo. En un campeonato en el que diez de 16 escuadras son de la región andina, el Kitu tiene escasa participación con Barcelona SC cuando este no se presenta en el llano. La explicación a esas ausencias no la dan los amarillos, sino los panegiristas de Díaz. “No está porque el equipo no necesita tener la pelota en Quito (o en Ambato, o Cuenca)”, o “debe dosificar su esfuerzo, ya no tiene 25 años”. Cuando se difundió que Díaz estará vinculado hasta el 2023 el comunicado torero enfatizó que el volante “seguirá defendiendo nuestra institución”. No obstante, la anunciada defensa será, por lo visto, solo en Guayaquil, Manta, y Machala.

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En lo que va del año, de siete viajes barcelonista a la Sierra Díaz no jugó en cuatro. En los restantes fue reemplazado (contra Universidad Católica y Liga de Quito), o entró desde la banca (ante Aucas). ¿Es beneficioso para Barcelona SC tener a un futbolista profesional que no puede estar disponible siempre en un torneo que se juega el 62,5% de las veces en ciudades de altura? En 1990, con 35 años, Marcelo Trobbiani jugó con brillantez en Barcelona SC sin importar las condiciones geográficas, sean las de Ecuador o las de Bolivia, en este caso por la Copa Libertadores.

Zapata, 10 sin ideas

Respecto a Zapata, en su debut absoluto con Emelec tuvo el que es hasta la fecha su mejor desempeño. Fue un amistoso contra Liga de Portoviejo, el 30 de enero del 2020. “El colombiano Alexis Zapata se estrenó con un golazo de tiro libre”, dijo EL UNIVERSO sobre el cobro ejecutado por el nuevo refuerzo azul, que estuvo muy activo en su primer duelo. Luego de aquello, el nacido el 10 de mayo de 1997, en Medellín, espació tantos sus presentaciones destacadas que es complicado recordarlas. Se resalta un gol del paisa en el Clásico del Astillero de mayo anterior (1-1), pero en ese lance su accionar tuvo más una función de obstrucción y marcación que creativa.

Las estadísticas de la LigaPro revelan que el mediocampista que debería ser el generador de fútbol en Emelec, el que cree opciones para Alejadro Cabeza y Facundo Quiroga, tiene números escuálidos en el apartado de asistidor: un pase gol en el 2022. Además, cuatro tantos en 18 actuaciones, catorce de ellas en el once abridor, y 1.147 minutos en cancha.

Pero no es nueva la complicación de Zapata cuando se trata de servir a sus compañeros de ofensiva con pases gol. El sitio especializado Transfermarkt, que posee una base de datos de más de un millón de jugadores, le otorga al emelecista una asistencia en el 2021 y solo dos en el 2020. El club que alguna vez tuvo como cerebrales conductores a Carlos Torres Garcés y Ricardo Armendáriz hoy está en manos de un 10 improductivo como tal.

Buscar algo mejor que Díaz y Zapata será una tarea pendiente para Barcelona SC y Emelec en el 2023. Por ahora, la tarea de pensar en el mediocampo amarillo no tiene dueño, y en el de los millonarios es del uruguayo Sebastián Rodríguez, quien es un 10, 8, y 5 desde el 2020. (D)