Si algo debemos agradecerle al coronavirus es que, al menos momentáneamente, ha derrumbado los desorbitados precios de los futbolistas. Desatinos monumentales como los del FC Barcelona (pagar 160 millones más comisiones y un altísimo contrato por un elemento apenas discreto como Coutinho) no se pueden cometer en tiempos de recursos bajos, sin taquillas y sin muchos rubros que generan ingresos; el fútbol está siendo sostenido casi exclusivamente por los derechos de TV. La prueba son los casos de James Rodríguez, Luis Suárez, Arturo Vidal o Gareth Bale, que salieron de sus clubes a coste cero.
















